
En el panorama actual de la música en vivo, donde la espectacularidad escénica y los efectos digitales han ganado protagonismo, la autenticidad vocal se ha vuelto un rasgo distintivo para quienes buscan diferenciarse. Ed Sheeran es uno de los pocos artistas de talla internacional que se pronuncia abiertamente sobre la práctica del playback y defiende la interpretación genuina en cada presentación en directo.

Si bien el playback ha sido adoptado por numerosos artistas de diferentes géneros, suele mantenerse como un tema tabú. En declaraciones recogidas por People, Sheeran reveló que es habitual que muchos intérpretes profesionales recurran a la mímica durante sus shows, aunque casi ninguno lo admite públicamente. “No sé si un cantante profesional admitiría hacer mímica”, afirmó Sheeran, evidenciando la reticencia de la industria a hablar con honestidad sobre esta práctica.
Para Sheeran, el playback está relacionado con el deseo de ofrecer un espectáculo perfecto desde el punto de vista técnico, aunque eso implique sacrificar el contacto real y directo con el público. Según su análisis, esta tendencia responde a la presión de cumplir expectativas cada vez más altas en cuanto a producción y sonido, algo que, desde su perspectiva, puede restar emoción y espontaneidad a la experiencia en vivo.

Ed Sheeran sostiene una postura firme frente al playback y, a diferencia de muchos otros artistas pop, ha decidido prescindir por completo de este recurso. Durante una participación en el canal de YouTube Beta Squad, fue interrogado acerca de si alguna vez había fingido una actuación en vivo. Su respuesta fue rotunda: jamás ha utilizado playback y, además, su formato de concierto lo hace impracticable. “No puedo hacerlo porque soy yo con un pedal de loop y una guitarra”, explicó Sheeran. Cada sonido que escucha el público se genera en el momento, sin apoyo de grabaciones ni secuencias ajenas al directo.
Este método, basado en la construcción musical en tiempo real mediante el uso de un pedal de loop, garantiza que cada presentación sea irrepetible y refleje tanto los aciertos como los posibles errores del momento. Para Sheeran, este riesgo y esa exposición forman parte esencial de su ética artística. Además, aseguró que nunca cancelaría un concierto por tener la voz afectada, reafirmando su compromiso de seguir adelante ante cualquier circunstancia: “Siempre seguiría adelante, incluso si estuviera un poco ronca”.

La negativa de Sheeran a utilizar playback no solo representa una decisión técnica, sino una declaración de principios sobre el valor de la honestidad artística. Prefiere arriesgarse a que el concierto no suene perfecto antes que defraudar a su audiencia o dar una imagen que no corresponde a su realidad musical. Esta postura lo ha convertido en un referente para seguidores y colegas, y le ha valido el reconocimiento de quienes valoran la música interpretada en vivo sin artificios.
Algunos críticos y músicos coinciden en que el uso generalizado del playback puede contribuir a la percepción de que la música en vivo ha perdido autenticidad, y que los momentos más memorables suelen surgir precisamente de la interpretación espontánea, con sus virtudes y sus imprevistos.
Sheeran no pretende juzgar a quienes eligen otro camino, pero sí desea abrir el debate sobre la autenticidad en el escenario y la transparencia con el público. Su ejemplo demuestra que es posible llenar estadios, mantener una carrera exitosa y conectar profundamente con los espectadores apostando por la interpretación sin retoques, sin radares, ni comunicación por radio.

Así, Ed Sheeran sostiene que el playback puede restar emoción y verdad al arte, mientras que la música en vivo y sin filtros genera un vínculo único entre artista y audiencia: un principio que defiende a cada paso y que, en la era de la sobreproducción, lo diferencia notablemente dentro del universo del pop internacional.