El régimen de China sigue bloqueando las exportaciones de tierras raras pese al acuerdo comercial

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 Un trabajadorFOTO DE ARCHIVO: Un trabajador trabaja en una mina de metales raros en el condado de Nancheng, provincia de Jiangxi, China, el 14 de marzo de 2012 (Reuters)

Las exportaciones de imanes de tierras raras desde China hacia empresas occidentales continúan enfrentando obstáculos significativos, a pesar de un acuerdo reciente entre Estados Unidos y China que prometía aliviar las restricciones.

Dos semanas después de que las autoridades chinas se comprometieran a facilitar el flujo de estos componentes críticos, compañías de Europa y América del Norte reportan que los permisos para importar imanes de tierras raras siguen sujetos a demoras, rechazos y exigencias burocráticas que amenazan con reavivar las tensiones comerciales entre Washington y Beijing, según The Wall Street Journal.

La situación ha generado una creciente preocupación entre los fabricantes occidentales, quienes dependen de estos imanes para la producción de automóviles, equipos electrónicos y sistemas de defensa. Las empresas afirman que apenas reciben la cantidad mínima necesaria para mantener sus fábricas operativas y carecen de visibilidad sobre el suministro futuro. Los procesos de solicitud de licencias ante las autoridades chinas pueden extenderse durante semanas y, en muchos casos, terminan en rechazo. Las solicitudes para importar tierras raras en bruto, esenciales para la fabricación de imanes, rara vez obtienen aprobación.

La escasez ha llevado a que algunas compañías opten por el costoso transporte aéreo cada vez que logran obtener una licencia, con el objetivo de evitar paros en la producción. Otras exploran alternativas tecnológicas para fabricar productos sin los imanes más potentes, aunque estas soluciones suelen implicar compromisos en eficiencia y rendimiento.

 La banderaFOTO DE ARCHIVO: La bandera de China se coloca junto a los elementos galio y germanio en una tabla periódica, en esta imagen ilustrativa tomada el 6 de julio de 2023 (Reuters)

Lisa Drake, vicepresidenta encargada de la planificación industrial de baterías y vehículos eléctricos en Ford, describió la situación como un proceso de “mano a boca”, en el que la empresa debe reorganizar recursos constantemente para evitar el cierre de plantas. Aunque Drake reconoció una leve mejoría, subrayó que la escasez obliga a Ford a “mover cosas” para mantener la producción.

El origen de estas restricciones se remonta a abril, cuando el régimen comunista de China implementó un sistema de control de exportaciones para las tierras raras, poco después de que el entonces presidente Donald Trump impusiera aranceles elevados a productos chinos.

Beijing justificó la medida como un mecanismo para regular la exportación de materiales con posibles usos militares, pero en la práctica ha permitido a las autoridades chinas restringir el suministro de tierras raras a su discreción. Según The Wall Street Journal, China produce el 90% de los imanes de tierras raras más potentes del mundo, componentes esenciales en sectores que van desde la automoción hasta la defensa y la electrónica.

El impacto de las restricciones se hizo evidente rápidamente. Tras la entrada en vigor del sistema de licencias, el suministro de imanes a empresas occidentales se redujo drásticamente. En mayo, las exportaciones de imanes de tierras raras desde China a Estados Unidos cayeron un 93% en comparación con el mismo mes del año anterior. Como consecuencia, Ford detuvo durante una semana la producción de su modelo Explorer en la planta de Chicago.

 Una máquinaFOTO DE ARCHIVO: Una máquina minera en la mina Bayan Obo, que contiene minerales de tierras raras, en Mongolia Interior, China, el 16 de julio de 2011 (Reuters)

La escasez llevó a que ambos gobiernos retomaran las negociaciones a principios de mes. En ese contexto, China accedió a flexibilizar el flujo de tierras raras a cambio de que Estados Unidos suavizara ciertas restricciones a exportaciones estadounidenses hacia el país asiático.

El presidente Trump aseguró que “los imanes completos y cualquier tierra rara necesaria serán suministrados por China de inmediato”. Sin embargo, las nuevas licencias chinas tienen una vigencia máxima de seis meses, lo que introduce incertidumbre adicional para los importadores.

El proceso de solicitud de licencias se ha vuelto más intrusivo. Las autoridades chinas exigen a las empresas occidentales información sensible, como los datos de contacto de los compradores finales y detalles sobre la integración de los imanes en componentes como motores.

Las compañías justifican este escrutinio como una medida para evitar el uso militar de los imanes, pero muchas empresas occidentales se muestran reacias a compartir información confidencial o propiedad intelectual. Cuando omiten responder ciertas preguntas, sus solicitudes suelen quedar estancadas o ser rechazadas.

En ocasiones, los solicitantes deben reiniciar el proceso y presentar una nueva solicitud, que puede tardar 45 días en tramitarse, según empresas involucradas en la importación de tierras raras.

Un representante de una de estas compañías afirmó: “El control es real. Hay miles de solicitudes que las autoridades chinas han recibido”. La magnitud del problema ha llevado a que la principal asociación industrial de Alemania inste al nuevo gobierno del país a presionar a China para agilizar los permisos. En un comunicado, la asociación subrayó la necesidad de que la industria alemana pueda planificar a corto plazo y advirtió que los procedimientos de licenciamiento no deben utilizarse como herramienta de presión política.

Las autoridades chinas, por su parte, aseguran que han acelerado la revisión de las solicitudes y que han aprobado “un cierto número” de licencias. Sin embargo, la percepción entre los fabricantes occidentales es que las restricciones han llegado para quedarse, en contraste con las afirmaciones de la Casa Blanca sobre una pronta normalización del suministro.

Neha Mukherjee, analista de tierras raras en Benchmark Mineral Intelligence, declaró: “Sí, las restricciones de exportación se han pausado en el papel. Sin embargo, la realidad sobre el terreno es completamente diferente”. Mukherjee describió el proceso de licenciamiento como plagado de “burocracia”.

La presión financiera sobre los fabricantes privados chinos ha llevado a que algunos colaboren con sus clientes extranjeros para encontrar soluciones alternativas. Por ejemplo, sugieren la compra de imanes menos potentes que no contienen tierras raras sujetas a control, o trabajan en el desarrollo de imanes más fuertes que no dependan de materiales restringidos como el disprosio y el terbio. Sin embargo, para las industrias automotriz y electrónica, sustituir los imanes más potentes y resistentes al calor resulta inviable, ya que estos componentes son esenciales para el funcionamiento eficiente de los motores.

Olive Lien, experta en tecnología de refrigeración de semiconductores en Taiwán, explicó que muchas empresas han tenido dificultades para adquirir imanes de tierras raras necesarios para motores de ventiladores de alto rendimiento, utilizados en servidores de inteligencia artificial y sistemas de computación avanzada. Como resultado, varias compañías han rediseñado sus productos para emplear imanes de ferrita, más económicos y disponibles, aunque menos potentes.

Un importador estadounidense de imanes relató que, aunque dos de sus solicitudes de licencia fueron aprobadas recientemente, otras siguen sin resolverse. “El sistema es lento y engorroso. Muy detallado y confuso para los solicitantes”, afirmó.

La persistencia de las restricciones chinas sobre las exportaciones de tierras raras subraya el poder que el régimen de Beijing ejerce a través de sus cadenas de suministro y su capacidad para influir en la economía global.

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