El rival que se fanatizó con Boca, el duelo Russo-Ancelotti y el único “sobreviviente”: el recuerdo del Mundial de Clubes 2007

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El recuerdo de la final del Mundial de Clubes Boca-Milan en 2007

Sin Juan Román Riquelme, quien no había sido inscripto en la lista preliminar de 30 futbolistas debido a que todavía pertenecía al Villarreal de España, club con el que permanecía en conflicto y que le impidió desempeñarse con la camiseta de Boca en el segundo semestre de ese año tras el préstamo de seis meses, el equipo de Miguel Ángel Russo viajó a Japón para afrontar el Mundial de Clubes en el que se topó nuevamente en una final con Milan de Italia.

Si bien la directiva que tenía a Mauricio Macri como presidente saliente y a Pedro Pompilio como inmediato sucesor hizo fuerza para que la FIFA destrabara la situación de conflicto y le permitiera al ídolo participar de aquella competición, no hubo caso. Román acompañó a la delegación, alentó desde afuera y se privó de estar en el campo de juego. Recién cuando concluyó el Mundial de Clubes acordó su retorno definitivo a la Ribera, donde completó su primer contrato hasta 2010 y luego lo renovó hasta 2014 hasta su salida a Argentinos Juniors.

Aquel Boca de Russo había dado lecciones de fútbol a lo largo de toda la Libertadores 2007 con Riquelme como director de orquesta. Ante la ausencia de Román el equipo no fue lo mismo y, pese a la adquisición de Leandro Gracián, a quien Russo conocía de Vélez, se quedó sin chances de pelear por el Apertura en el tramo final. Cosechó apenas un punto de los últimos nueve y terminó a siete unidades del campeón Lanús. Con la cabeza puesta en la cita internacional, el Xeneize se desentendió del plano local y lo pagó caro.

Ancelotti, que había perdido laAncelotti, que había perdido la Intercontinental con Bianchi en 2003, se sacó la espina ante el Boca de Russo en el Mundial de Clubes 2007

El Tano Gracián tuvo altibajos en su nivel y no convenció lo suficientemente al cuerpo técnico liderado por Russo como para ser titular en el Mundialito en Japón. Para la semifinal ante el Étoile du Sahel de Túnez (venía de eliminar al Pachuca de México), el 12 de diciembre, Boca alineó a Mauricio Caranta; Hugo Ibarra, Jonatan Maidana, Gabriel Paletta, Claudio Morel Rodríguez; Rodrigo Battaglia, Fabián Vargas, Éver Banega, Neri Cardozo; Rodrigo Palacio y Martín Palermo (entraron Pablo Ledesma, Álvaro González y Mauro Boselli). Fue un ajustado 1-0 en el estadio Nacional de Tokio gracias al tanto de Cardozo en el primer tiempo.

Al día siguiente, al Milan no le sobró demasiado contra Urawa Red Diamonds de Japón y se impuso 1-0 para sellar el boleto a la final del 16 de diciembre en Yokohama. Russo tuvo que resolver un problema inesperado: hallar un reemplazante para Fabián Vargas, quien había sido expulsado. El designado fue el uruguayo Tata González, quien había ingresado en el debut. El resto de los nombres fueron los mismos.

Si los fanáticos boquenses habían copado las calles de Japón en el 2000, 2001 y 2003 por las intercontinentales contra Real Madrid, Bayern Múnich y Milan, en 2007 no se quedaron atrás. Los nipones ya le habían tomado cierto cariño a los sudamericanos y miles de ellos se pusieron la camiseta azul y oro para hacer fuerza por los muchachos de Russo. Pero el poderoso Milan dirigido por Carlo Ancelotti, que venía de ganarle la final de la Champions League al Liverpool de Rafa Benítez, desplegó todo su repertorio con un Kaká brillante.

La formación de Boca enLa formación de Boca en la final ante Milan. Parados: Ibarra, Caranta, Morel Rodríguez, Paletta y Maidana; hincados Battaglia, Álvaro González, Palermo, Palacio, Banega y Neri Cardozo (AFP PHOTO / KAZUHIRO NOGI)

Carletto, que todavía tenía la sangre en el ojo por la Intercontinental que había perdido en 2003 en el duelo con Carlos Bianchi, esta vez apostó a ganador con una formación compuesta por Dida; Kakha Kaladze, Alessandro Nesta, Daniele Bonera, Paolo Maldini; Gennaro Gattuso, Andrea Pirlo, Massimo Ambrossini; Clarence Seedorf (había convertido el 1-0 definitorio en la semifinal contra los japoneses), Kaká y Filippo Inzaghi. El bueno de Pipo adelantó a los europeos al minuto 20, pero un centro envenenado de Morel Rodríguez fue capitalizado por el cabezazo de Palacio al minuto.

Boca compitió el resto del primer tiempo, pero los italianos golpearon rápido en el arranque del complemento. Nesta la clavó en el ángulo, luego Kaká dejó claro por qué Riquelme lo había apuntado como el mejor jugador del mundo en ese entonces e Inzaghi dio marco a la goleada. Pablo Ledesma, quien había ingresado en el complemento y sobre el final sería expulsado (Kaladze también vio la roja en Milan), anotó el descuento con ayuda de un desvío en Ambrosini.

En los días siguientes, la directiva de Boca decidió no renovar el contrato de Miguel Russo y sí le dio la bienvenida otra vez a Riquelme, que se puso a las órdenes de Carlos Ischia para el inicio del 2008. Una de las estrellas de aquel Milan hablaría tiempo después de su debilidad por Boca y hasta revelaría un acercamiento frustrado para ponerse la camiseta azul y oro: Gennaro Gattuso.

Gennaro Gattuso confiesa ser hincha de Boca

Ya en la previa a la final, el aguerrido mediocampista que había sido campeón del mundo con Italia el año anterior, comentó que si viviera en argentina sería hincha de Boca (y no de River) ya que lo consideraba una especie de “Milan sudamericano” por el hecho de haber ganado tantos títulos internacionales: “Me da placer cuando me comentan que la hinchada de Boca me tendría como ídolo si jugara allí, eso me provoca alegría, por eso digo que si tuviera que elegir un club en la Argentina, elegiría a Boca”.

Años más tarde, confesó que estuvo a punto de ponerse la camiseta azul y oro: “No es un secreto que Boca es un equipo al que siempre admiré. Tuve la suerte de jugar dos Intercontinentales, con una victoria y una derrota. Y también un amistoso en Alemania. En 2012 estuve cerca de ir a Boca, pero la mujer manda en casa. Mis chicos eran muy pequeños y no era la situación familiar para ir”. El Gato también admitió que tenía algunos problemas en la vista que atentaban contra sus cualidades técnicas: “Yo quería ir a Boca con fuerza, hay que ir con huevos ahí”. Más tarde, el italiano que cumpiiría el anhelo de jugar en Boca sería Daniele De Rossi.

A diferencia de la extensa lista con un mínimo de 26 y un máximo de 35 jugadores que hoy permite la FIFA, a aquel torneo debían conformarse listas de buena fe con apenas 23 futbolistas. La particularidad es que hay un sobreviviente de aquella plantilla xeneize: se trata de Javier García, quien daba sus primeros pasos como profesional y acompañó a Mauricio Caranta y Pablo Migliore como alternativa en la valla.

Javier García, el único sobrevivienteJavier García, el único sobreviviente de Boca al Mundial de Clubes 2007, junto a Mauricio Caranta (Foto NA: Claudia Conteris)

Por otra parte, hubo dos elementos de Russo que, con el correr del tiempo, se transformaron en jugadores de River: Jonatan Maidana, zaguero titular en los dos encuentros junto a Gabriel Paletta, y Nicolás Bertolo. Los otros jugadores que viajaron y no fueron mencionados hasta acá son Matías Silvestre, Matías Cahais, Jesús Dátolo y el uruguayo Carlos Bueno.

Russo elogió al Milan y Kaká después de perder la final, donde se sintió orgulloso por lo que habían dado sus muchachos en cancha. Además, expresó que intentarían buscar revancha en Japón al año siguiente, aunque sus días en la Ribera estaban contados. En su arribo a Buenos Aires optó por el silencio cuando la prensa le preguntó por la renovación del contrato. Lo mismo hizo el presidente Pedro Pompilio, quien informó sobre una inminente reunión para resolver la situación. El cónclave se dio el 20 de diciembre y no se extendió demasiado: cuando el pope xeneize puso en cuestionamiento el nombre del preparador físico Guillermo Cinquetti y su ayudante Marcelo Trobbiani, Miguel le avisó que sin ellos no seguía, le estrecho la mano y partió. “Me limpiaron”, entendió y dijo al pasar. En los medios se instaló que internamente molestaba el alto perfil del PF y que algunos referentes no estaban a gusto con él, versión que jamás tuvo una voz oficial para confirmarlo.

Los tres nombres que se instalaron como posibles sucesores de Russo en ese entonces fueron los de Carlos Bianchi, Jorge Ribolzi (ayudante de campo del Coco Basile) y Gabriel Batistuta. No obstante, al que presentaron antes de que finalizara el año 2007 fue a un ladero y hombre de confianza del Virrey, Carlos Ischia.

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