El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, anunció este lunes que Ucrania recibirá una gran cantidad de armas bajo un nuevo acuerdo alcanzado con Estados Unidos. “Significa que Ucrania obtendrá cantidades realmente masivas de equipo militar, tanto para la defensa aérea como misiles, municiones”, dijo Rutte a periodistas en la Casa Blanca. El presidente Donald Trump precisó que el paquete incluirá “miles de millones de dólares” en suministros, incluidos los sistemas antimisiles Patriot. En virtud del acuerdo, explicó, Estados Unidos enviará el armamento y los países europeos lo financiarán.
La medida representa un giro en la postura del gobierno estadounidense y una señal clara de presión tanto a Moscú como a Kiev. “En pocas palabras, vamos a fabricar armas de primera línea y se enviarán a la OTAN”, dijo Trump desde la Oficina Oval, tras su encuentro con Rutte. El material será entregado rápidamente al frente de batalla y Estados Unidos repondrá los arsenales de los países europeos que contribuyan al esfuerzo. “La velocidad es esencial”, insistió Rutte.
La decisión llega en un momento en que Ucrania enfrenta su peor oleada de ataques desde 2022, con drones y misiles rusos golpeando de forma sistemática varias ciudades, entre ellas Kyiv. Solo en junio, según la ONU, murieron 232 civiles y más de 1.300 resultaron heridos. Alemania ya comprometió el financiamiento de dos nuevos sistemas Patriot y otros países analizan sumarse al plan.
Este relanzamiento del apoyo militar ocurre tras una pausa en los envíos decidida por el Pentágono y revertida directamente por Trump. El presidente expresó su frustración con la evolución del conflicto y, en particular, con la actitud del presidente ruso. “Putin está matando a mucha gente. No me gusta lo que está haciendo. No sé qué le pasa, se ha vuelto completamente loco”, declaró el domingo desde Nueva Jersey. El mismo día, en redes sociales, acusó al líder del Kremlin de estar “jugando con fuego”.
Aunque durante años cultivó una relación cercana con Putin, Trump ha endurecido su retórica. “Habla bonito y luego lanza bombas por la noche”, dijo a los periodistas. “Estoy muy decepcionado. Pensé que ya tendríamos un acuerdo”. Su paciencia también parece agotarse con el presidente ucraniano Volodimir Zelensky, a quien calificó como “dictador sin elecciones” y acusó de obstruir las negociaciones. “Puede tener la paz ahora o puede seguir peleando tres años más y perder todo su país”, escribió.
En este nuevo escenario, Trump lanzó un ultimátum de 50 días para alcanzar un acuerdo de paz. De lo contrario, advirtió, impondrá aranceles secundarios del 100% a Rusia. Aunque no especificó los mecanismos, sus declaraciones apuntan a sancionar a los compradores internacionales de energía rusa, una estrategia ya aplicada en el pasado. “Vamos a usar el comercio para resolver guerras. Es muy sencillo. Si no hay acuerdo en 50 días, van a recibir sanciones muy severas”, dijo.
El general retirado Keith Kellogg, enviado especial de Trump para Ucrania y Rusia, se reunió en Kyiv con Zelenskyy para avanzar en planes de coproducción militar y nuevas compras conjuntas. También se discutió un posible endurecimiento de las sanciones internacionales al Kremlin. Zelenskyy aseguró tras el encuentro que “Moscú no se detendrá a menos que sea frenado por la fuerza”.
Sin embargo, los avances diplomáticos son escasos. En la última ronda de conversaciones celebrada en Estambul, Putin rechazó una tregua de 30 días propuesta por Washington y reiteró demandas consideradas inaceptables por Kyiv y sus aliados: el retiro de las tropas ucranianas de los territorios ocupados y límites a la soberanía militar del país. Aun así, Moscú evita cerrar del todo el canal con Trump y convocó a una nueva reunión para esta semana.
Mientras tanto, los aliados europeos de Ucrania presionan para que Washington endurezca las sanciones. Algunos temen que, si no hay avances, Trump pueda alejarse del conflicto, lo que tendría consecuencias directas sobre la capacidad de resistencia de Ucrania. La entrega de armas y el aumento de la presión económica parecen responder a esa urgencia: forzar a Putin a negociar desde una posición de fuerza antes de que expire el plazo.
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