Evo Morales, ex mandatario de Bolivia inhabilitado para participar en las elecciones generales del próximo domingo, aseguró que sus seguidores se movilizarán en las calles si los candidatos de derecha, líderes en las encuestas, asumen el poder tras dos décadas de dominio de la izquierda, según contó en una entrevista con la agencia AFP.
Las encuestas sitúan a Samuel Doria Medina, empresario de centro-derecha, y al ex mandatario Jorge ‘Tuto’ Quiroga como favoritos para disputar una segunda vuelta el 19 de octubre. Ambos han expresado su intención de revertir las políticas socialistas de Morales y aplicar medidas de liberalización económica, en respuesta a la que califican como la peor crisis económica de Bolivia en una generación. Medina y Quiroga también manifestaron que, de asumir la Presidencia, buscarán la detención de Morales, quien enfrenta una orden de captura por un presunto caso de abuso de menores que él niega.
Morales, de 65 años, permanece refugiado en Lauca Eñe, en el trópico de Cochabamba, para evadir la orden de detención. En el diálogo con AFP, reiteró su negativa a abandonar el país ante una eventual victoria de la derecha. “No me voy a escapar, no me voy a ir, dicen: ‘Se va a escapar a Cuba.’ No me voy a escapar”, afirmó.
El ex líder del Movimiento al Socialismo (MAS) aseguró que resistirá cualquier intento de implementar reformas liberales. “Junto al pueblo vamos a dar la batalla en las calles y los caminos”, remarcó Morales.
Tras su renuncia en 2019, luego de comicios cuestionados por presunto fraude y movilizaciones violentas que dejaron varios muertos, Morales se exilió por un año en México antes de regresar a Bolivia. Desde que el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) lo inhabilitó para buscar un cuarto mandato, por considerar que la reelección solo puede producirse una vez de forma continua, Morales promueve el voto nulo y ha llamado “traidor” al principal candidato de izquierda, Andrónico Rodríguez, presidente del Senado, quien fue cercano aliado suyo.
El ex mandatario denunció haber recibido ofertas para acompañar a Rodríguez como vicepresidente, pero rechazó la propuesta calificándola como un insulto a su dignidad. “No me insulte mandando ese mensaje que vamos a dar vicepresidencia, no habrá eso, compañeros, jamás, tengo dignidad”, declaró Morales en un mensaje por redes sociales. Tanto la alianza Popular como Rodríguez niegan públicamente que exista tal ofrecimiento, en medio de divisiones internas en la izquierda boliviana.
Morales perdió recientemente el liderazgo del MAS, partido en el poder desde 2006, y renunció a su afiliación para liderar una nueva agrupación política, Evo Pueblo, que al no contar con personería jurídica quedó fuera de la actual contienda. El MAS, por su parte, designó como candidato presidencial a Eduardo del Castillo, ex ministro de Gobierno, quien no supera el 3% de intención de voto según las encuestas, lo que pone en peligro la vigencia legal del partido.
La división de la izquierda se refleja en las encuestas, donde Rodríguez aparece en cuarto o quinto lugar, con cerca del 7% de apoyo, siendo el candidato progresista mejor posicionado. El voto nulo o en blanco se aproxima al 30%, aunque la ley electoral sólo considera válidos los sufragios destinados a algún candidato.
La elección presidencial se desarrolla en un contexto de severa crisis económica, con desabastecimiento de dólares estadounidenses, escasez de combustibles y alza de precios en productos básicos. El presidente saliente, Luis Arce, renunció a buscar la reelección y enfrenta peleas internas con Morales desde 2021 por el control del MAS y las candidaturas.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) permite el reemplazo de postulaciones hasta el 13 de agosto, apenas días antes de la votación, lo que podría alterar la alineación de candidatos en la recta final. Los bolivianos elegirán presidente, vicepresidente y legisladores para el periodo 2025-2030 en esta jornada marcada por la incertidumbre política y social.
(Con información de AFP y EFE)