
Los trabajadores humanitarios que operan en Gaza advirtieron este martes sobre una hambruna que podría “borrar generaciones”. La situación es tan crítica que, según denuncian, todos los niños que actualmente sufren desnutrición morirán si no se revierte la crisis de manera “absolutamente rápida”.
“La llegada de unos pocos camiones no debe distraer al mundo de la catástrofe humanitaria que aún se está desarrollando aquí (...) Hasta el día de hoy, no he visto que la ayuda entre en Gaza de forma significativa ni constante”, expresó Ghada AlHaddad, representante de Oxfam, durante una rueda de prensa virtual desde el enclave.
AlHaddad criticó con dureza el actual sistema de distribución de ayuda, a cargo de la controvertida Fundación Humanitaria para Gaza (GHF) y apoyado por lanzamientos aéreos del Ejército israelí. A su juicio, “no es un sistema humanitario funcional, es un goteo destinado a acallar la indignación pública, no a salvar vidas”. En ese mismo tono, alertó: “Gaza está al borde de la hambruna, tan rápida e intencionada que amenaza con borrar generaciones, no solo físicamente, sino también de la memoria”.
De acuerdo con agencias de la ONU, más de un tercio de la población de Gaza pasa días enteros sin comer, y en algunas zonas ya se han superado dos de los tres umbrales que definen técnicamente una hambruna, según el último informe del sistema IPC (Clasificación Integrada de Seguridad Alimentaria).
Más de 500.000 personas —casi una cuarta parte de la población— viven en condiciones equivalentes a una hambruna total, mientras que el resto enfrenta una inseguridad alimentaria de emergencia.
“Probablemente he visitado mil clínicas en todo el mundo, incluso durante hambrunas en África. Y lo que vi en nuestra clínica en Gaza fue extraordinario. Todos los niños estaban desnutridos, todos los adultos estaban extremadamente delgados”, relató Rachael Cummings, directora humanitaria de Save the Children International en Gaza.
Tarek Loubani, médico de la ONG Glia, estimó que los más de mil fallecidos por desnutrición —1.179 en total y 22 solo en las últimas 24 horas— son una cifra subestimada: muchos casos no se contabilizan oficialmente porque las víctimas padecen también otras enfermedades, por lo que las cifras reales podrían ser un 10% superiores.
“Lo que veo en el hospital es que ahora mismo todos mis pacientes están desnutridos. Todos se mueren de hambre. Hay hambruna por todas partes y nos afecta a todos, incluso a mí”, comentó, al señalar que perdió 20 kilos desde su llegada al enclave.
Según él, “todos los niños que actualmente sufren desnutrición morirán, a menos que se produzca una reversión absolutamente rápida y consistente de la situación”. Cummings coincidió: “Si no actuamos ahora, el aumento exponencial de las muertes por desnutrición y hambruna será algo sin precedentes”.
A pesar de la “pausa humanitaria” anunciada por Israel, los trabajadores en terreno aseguran que no ha habido un incremento real en el flujo de camiones con ayuda. Los lanzamientos aéreos, aseguran, son insuficientes e ineficaces.
“Los lanzamientos aéreos no son una solución; son un espectáculo, una farsa”, denunciaron representantes de varias ONG. Bushra Khalidi, de Oxfam, lo dijo con claridad: “Esto es teatro de lanzamientos aéreos. Es una distracción costosa y de bajo impacto diseñada para aliviar la culpabilidad de los funcionarios, pero que no sirve para detener la hambruna. No se puede alimentar a niños hambrientos lanzando barritas energéticas desde el cielo”.
Khalidi subrayó que la única vía efectiva para hacer llegar ayuda es por tierra: “Si los gobiernos realmente quisieran salvar vidas, abrirían los cruces terrestres”. Según dijo, abrir los siete cruces fronterizos por apenas una hora permitiría entregar más ayuda que varios días de lanzamientos desde el aire.
Por último, los trabajadores humanitarios enfatizaron que ninguna asistencia será suficiente sin un cese al fuego: “No pueden dar ayuda y traerla desde cualquier corredor o lugar a la frontera sin un alto el fuego”, concluyó AlHaddad.
(Con información de EFE)