
Las relaciones humanas han experimentado transformaciones profundas con la irrupción de las redes sociales y las aplicaciones digitales de citas.
En un mundo cada vez más conectado, la manera de enamorarse, desenamorarse y comunicarse ha mutado, generando una auténtica revolución en los modos de vincularse.
Este cambio se refleja en la proliferación de términos y tecnicismos que buscan describir conductas, dinámicas y desafíos propios del amor en tiempos de likes, matches y stories
Estos términos, algunos desconocidos hasta hace poco, ahora forman parte del lenguaje contemporáneo y permiten identificar patrones de comportamiento que, si bien ya existían en las relaciones humanas, se han intensificado y sofisticado por las herramientas digitales.
Uno de los elementos que ha impulsado la popularidad y comprensión de estos nuevos términos fue su exposición mediática en programas populares. Un ejemplo destacado es el ciclo “Se fue larga” de Luzu TV, donde conductores y panelistas explicaron algunos de estos conceptos en clave de humor y desde una perspectiva generacional.
Según la referencia original, tras emitirse el programa, fragmentos y conceptos comentados en el streaming se viralizaron rápidamente en las redes sociales, generando conversación, debates y hasta memes en torno a las experiencias comunes de quienes participan del nuevo escenario de las citas y vínculos digitales.

El término ghosting, una de las palabras más emblemáticas en el nuevo diccionario relacional, define una conducta de desaparición abrupta sin explicación en los vínculos afectivos, especialmente en el marco de las redes sociales y las aplicaciones de citas.
Según Psicology Today, Ghosting consiste en cortar todo contacto con otra persona, ya sea una pareja, una cita ocasional o alguien con quien se ha compartido un intercambio emocional, ignorando sus mensajes y dejando que la otra parte, por ausencia de respuesta, comprenda que el vínculo se ha terminado.
Este silencio funciona como una señal definitiva, sin ofrecer contexto ni despedida, algo que puede generar desconcierto, dolor y un duelo no resuelto en quien lo padece.
Según Cosmopolitan, el “zombieing” define una conducta en la que una persona que anteriormente realizó ghosting, es decir, desapareció abruptamente sin dar explicaciones, reaparece inesperadamente en la vida digital de quien dejó atrás.
La persona que ejecuta el zombieing puede intentar justificar su ausencia, pero en otras ocasiones aparece como si nada hubiese pasado, sin aportar explicaciones ni mostrar reconocimiento del daño causado por el abandono previo.

Según Forbes, el término “orbiting” se utiliza para describir el acto de alguien que ha dejado de relacionarse activamente, pero sigue manteniendo una presencia constante y visible en los entornos digitales de la otra persona.
El usuario observa, da likes, visualiza historias y, posiblemente, comenta esporádicamente sin llegar a establecer una comunicación directa ni un cierre claro.
Esta conducta mantiene a la persona orbitada en una especie de suspensión emocional, ya que percibe constantemente la presencia del otro sin recibir compromisos ni respuestas precisas.

Según Psychology Today, “Benching” alude a la práctica de dejar a alguien en la “banca de suplentes”. A semejanza de los deportes, la persona “bencheada” permanece a la espera, conservando mínimas interacciones – likes, comentarios breves, o reacciones superfluas en publicaciones, pero sin recibir en ningún momento el compromiso o el inicio real de una relación más seria.
El objetivo suele ser mantener abiertas varias alternativas, asegurando la posibilidad de retomar el contacto si resulta conveniente. Este patrón puede generar confusión, dependencia y frustración en la persona objeto de benching, quien recibe señales contradictorias y nunca una respuesta contundente.
Según Psychology Today, la palabra inglesa “breadcrumbing” significa literalmente “dejar migajas” y representa una interacción todavía más superficial y esporádica que el benching.
Quien realiza eso ofrece muestras de atención escasas, en forma de likes, emojis, reacciones y respuestas mínimas, pero sin emprender nunca una conversación profunda ni involucrarse afectivamente.
En este comportamiento no existe una intención de avanzar hacia una relación estable, sino que solo se busca mantener la atención y asegurarse la presencia del otro en la propia esfera digital.

Según Glamour.com, el “cushioning” aparece como una estrategia de quienes, estando en una relación de pareja formal, buscan un “colchón” emocional alterno a través de interacciones en redes sociales, apps de citas o intercambios online.
La persona que practica cushioning emplea otras relaciones, a menudo sin intención de formalizarlas, como un recurso de consuelo ante dificultades internas o como refuerzo emocional extra.

En el contexto de las aplicaciones de citas, el término “match” se ha consolidado como una de las palabras más utilizadas y reconocibles.
Se produce un match cuando dos personas muestran mutuo interés (“likearon” sus perfiles recíprocamente) y, como consecuencia, la plataforma permite o favorece el comienzo de una conversación. El match representa el punto de partida del contacto y la posibilidad de que ambos usuarios avancen hacia un encuentro, una cita o una relación.

Las relaciones DADT, son una nueva estructura de pareja en la cual ambos miembros acuerdan, desde el inicio, que pueden establecer otras conexiones íntimas o románticas fuera del vínculo principal, pero con la condición explícita de no compartir información al respecto.
A diferencia de las relaciones abiertas tradicionales, donde suele haber comunicación sobre los vínculos externos, en el modelo DADT no se pregunta ni se cuenta nada sobre lo que sucede fuera de la pareja, tal como indica el texto de origen.

El “love bombing” define una táctica de manipulación emocional en la que una persona sobreabunda a otra con gestos extremos de cariño, elogios y ofrecimientos intensos desde el primer momento del vínculo.
Aunque en la primera etapa estas demostraciones de afecto pueden resultar halagadoras, pronto se vuelven un mecanismo de control para ganar la confianza y el compromiso aceleradamente.
La finalidad oculta del love bombing consiste en generar una dependencia emocional, haciéndose indispensable y central en la vida de la otra persona.
Esta técnica suele formar parte de relaciones marcadas por dinámicas manipulativas o incluso abusivas, ya que, tras conseguir el apego del otro, quien realiza love bombing puede pasar a fases de control, aislamiento o maltrato psicológico.

En el glosario de relaciones actuales, “red flags” designa aquellas señales tempranas de advertencia que sugieren la presencia de comportamientos problemáticos, riesgosos o incompatibilidades en una relación.
Las red flags pueden manifestarse como desconfianza, control excesivo, falta de compromiso, escasa comunicación, deshonestidad, ausencia de empatía, entre otras actitudes consideradas preocupantes. Detectar estas señales a tiempo es fundamental para prevenir involucramientos poco sanos o situaciones de sufrimiento emocional a largo plazo.