Gisela Dulko y Flavia Pennetta: cómo lograron conformar una dupla ganadora, sus mejores anécdotas y la maternidad

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Flavia Pennetta y Gisela DulkoFlavia Pennetta y Gisela Dulko

“Pasó el tiempo, ¿no?”, lanza Pennetta en cuanto se produce el encuentro con el cronista de Infobae. “Sí, ¿y cómo pasó el tiempo para ustedes?”, fue la curiosa respuesta inmediata. Se miran, sonríen y comienza una divertida charla plagada de recuerdos y sobre la nueva vida de quienes fueran N°1 del tenis femenino en dobles.

El Abierto de los Estados Unidos decidió homenajear a Flavia, porque se cumple una década de su consagración en este Grand Slam. Para eso, le prepararon una ceremonia, que vino con una sorpresa muy especial. Esa sorpresa era su amiga y coequiper Gisela Dulko, una dupla que alcanzó el N° 1 del ranking de dobles femenino. De esta manera, Gisela fue la segunda tenista argentina en alcanzar esa posición, después de que lo consiguiera Paola Suárez.

- ¿Cómo fue esa sorpresa por los 10 años?

FP- ¡No fue una sorpresa, fue una sorpresota! Muy bonito, porque no me enteré absolutamente de nada, lo hicieron súper bien mi manager Elena, una chica de la WTA y Gise. Yo estaba en el jardín para hacer una entrevista en televisión, como parte de mi trabajo y, de pronto, alguien me tapa los ojos por detrás y yo empiezo a tocar sus manos para ver si es hombre o mujer. La mano era muy finita, así que era una mujer, las quité de mis ojos, giré, la miré y grité tan fuerte que todas las televisiones que estaban en directo se dieron vuelta a ver qué pasaba (vuelven a lanzar una carcajada cómplice). “¿Qué pasó?”, se preguntaron, y sólo era yo emocionada de verla.

Gisela y Flavia recorrieron juntas el circuito, su juego y su belleza no pasaban desapercibidas, y ellas llevaron su amistad más allá del tenis, pero un día pensaron por qué no hacerlo dentro de una cancha de tenis, aunque nunca pensaron llegar tan lejos.

GD- Nosotras éramos muy amigas fuera de la cancha y la pasábamos muy bien. Me acuerdo que fue en Hobart, antes del Australian Open, en donde nos anotamos por primera vez. Hacía frío, un viento tremendo y decidimos probar… (se miran, se hacen gestos) y creo que nos fue muy bien.

FP- Desde ahí jugamos todos los torneos y empezamos a progresar en el ranking. Siempre nos llevamos muy bien afuera a la cancha y, después, también encontramos que nos llevábamos y nos entendíamos muy bien jugando el doble juntas. Los resultados empezaron a acompañar y no paramos.

Por el pasillo del Media Garden, al lado de la mesa compartida para la charla, pasa una banda y un grupo de porristas que les llama la atención. “¿Qué es eso?”, pregunta Flavia. “Deben ser los que inauguraron la sesión nocturna en el estadio”, responde Gisela, y agrega: “Está Bad Bunny esta noche”.

- ¿Te gusta Bad Bunny?

FP- A ella le gusta, yo acompaño, la acompaño adonde sea. A mí me gusta la música italiana (lanza otra risotada, se nota su toque italiano). No, no, me gusta de todo, la verdad.

Cruzan miradas, risas, se pisan al hablar, no les preocupa, son dos amigas charlando sentadas a la mesa y Flavia imita el fuerte sonido de la “y” que tiene el acento argentino. “Habla bien el argentino”, la interrumpe Dulko.

FP- Me sale mejor español (tiene acento castizo) más que el argentino.

GD- Bueno, sí, pero si querés hablar argentino sabés.

FP- Sí, un poco sí (y vuelven a reírse).

Pennetta y Dulko conformaron unaPennetta y Dulko conformaron una gran dupla (AFP PHOTO)

- Ahora, ya retiradas, ¿cómo es la vida después del tenis?

FP- Nosotras somos mamás de tres hijos…

-… ¿Hasta en eso se pusieron de acuerdo? (y vuelven las carcajadas como cuando compartían cancha)

FP- ¡Sí, por supuesto! No, no, la verdad es que yo la seguí a Gisela. Ella empezó dos o tres años antes.

GD- Nuestros hijos son chiquitos, aún, y ocupan mucho de nuestro tiempo. Así que yo trabajo y voy haciendo algunas cosas por mí, de vez en cuando.

FP- Yo también, con tres hijos y trabajando mucho en casa, con ellos, porque al final tres hijos demandan mucho tiempo. Pero, gracias a Dios, hace dos años que trabajo para la televisión italiana Sky Sport, así que cuando tengo que viajar, si puedo, me los llevo conmigo a algunos torneos, he jugado las Leyendas en Roland Garros y Wimbledon y doy charlas motivacionales para empresas, son cositas que te hacen sentir que no eres sólo mamá y mujer, sino que también has sido una deportista que puede dar mucho con todo lo que ha vivido.

Es cierto, Flavia y Gisela tienen tres hijos cada una. Mateo (12 años), Antonella (10) y Daniele (7), por parte de la argentina, y Federico (8), Farah (6) y Flaminia (3) son los de la italiana. Si hay algo que no escapa a la atención es que los nombres de los hijos de Pennetta, así como el de ella y el de su marido, Fabio Fognini, comienzan con “F”.

- ¿Cuál es la razón de que sean todos con “F”? ¿Alguna tradición o pedido?

FP- Un día me habló la abuela de Fabio y me dijo que, como yo habría ya notado, mi suegro (Fulvio) y mi cuñada (Fulvia) también tenían nombres que comenzaban con “F”, que era una tradición familiar y me preguntó si yo no tenía inconvenientes en mantenerla. El primer nombre fue fácil, Federico, lo tenía muy claro. Ya el segundo con la “F” me costó un poco y el tercero… ¡puf! Costó muchísimo encontrar nombres con “F” que me gustaran. Pero, viendo a mis hijos, sus nombres les quedan perfectos. No podría haberles puesto otros.

Mantienen una gran relación tambiénMantienen una gran relación también afuera de las canchas (Foto AFP)

- ¿Extrañan algo, les gustaría volver?

FP- El tiempo ha pasado súper rápido y cambiaron mil cosas, pero cuando he vuelto a pisar este sitio me he emocionado un montón, me vinieron muchos momentos a la mente. Pero el jueves me llevaron a jugar el Night of Stars y te digo que me temblaba todo. ¡Sí! Peor que en la final acá, que casi vomito. Y me dije: ¿Por qué hago esto? ¿Cómo hacía antes para hacer esto? Ya han pasado 10 años, increíble lo que hemos vivido, yo creo que fue importante en la historia del deporte italiano. Un momento histórico.

- Histórico como el N° 1 del mundo en dobles que lograron ustedes.

GD- La verdad es que ninguna de las dos pensó en llegar a tocar la cima del ranking. Yo creo que nosotras empezamos a jugar el dobles, porque la pasábamos muy bien afuera de la cancha y, después, lo hicimos en la cancha.

- ¿Qué las hacía pasarla tan bien dentro de la cancha?

GD- La verdad es que nosotras dos tenemos una conexión brutal. Antes y ahora, hay veces que ella piensa una cosa y yo la misma. Es raro. Nosotras estábamos concentradas en el partido, pero sabíamos todo lo que pasaba alrededor.

FP- Nosotras entrenábamos con su hermano y con mi entrenador, y teníamos muchos juegos. Un año llegamos los cuatro a Moscú con pelo pintado cada uno de un color diferente.

De más está agregar que las risas volvieron a surgir de la mano del recuerdo. Y la charla tomó el camino de las anécdotas.

FP- Hubo una situación que, ahora, resulta muy graciosa recordarla. Una vez, casi me peleo con una chica por defender a mi amiga.

GD- Es cierto, en medio de un partido, una de las rivales me dijo algo feo, la miré a Flavia y le dije: “Esa chica me dijo algo muy feo, ¿lo podés creer?”. “¿Te dijo eso?” y Flavia se fue muy enojada para adelante. Mientras con su raqueta golpeaba la red le gritaba a la chica rusa “¡Vieni qua! ¡Vieni qua!” La tuve que frenar para que no cruzara la red, si hasta bajó el umpire -terminaba entre risas-. Fue un papelón tremendo.

FP- Pero, yo también le hacía muchas cosas a ella. Un día de lluvia muy fuerte en Miami, me subí al auto en el que nos íbamos y trabé las puertas cuando ella se acercó -estalla de risa-. Fue el año que ganamos el torneo. Tuvimos tres días off y me acompañó no recuerdo adónde y se largó uno de esos diluvios de Miami. Gisela trataba de entrar al auto y yo movía el auto un metro adelante, ella llegaba y volvía para atrás.

GD- Las dos estábamos muertas de risa, pero yo empapada. Después, me enfermé, tuve fiebre, pero, al final ganamos el torneo.

FP- (Envueltas en risas, continúa) Los sustos que le pegaba siempre, ella era la pobrecita, la sufrida del equipo por mis bromas. Gise era tan buena que le hacía cualquier cosa y no decía nada.

- ¿Volverían a vivir en este mundo del tenis?

FP- Sí, aunque fue duro llegar ahí, no fue un camino fácil. Ella (Gisela) con sus cosas, yo con las mías, cuando llegas ya es más bonito todo, pero el camino para llegar a obtener resultados y a jugar unos torneos… siempre se ve todo lo lindo, pero hay cosas detrás. Pero, la verdad es que yo no cambiaría, valió la pena todo.

GD- Ojalá nos hubiéramos encontrado antes y hubiéramos jugado más años juntas.

Gisela y Flavia siguen sonriendo, se levantan para ingresar al estadio. Los medios se han puesto en línea para celebrarlas, la dupla N° 1 del mundo que incluyó a una argentina. Una pareja que trascendió más allá de su belleza y lo hizo a través de sus triunfos.

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