
La fractura al interior del Cártel de Sinaloa, uno de los grupos criminales más poderosos del mundo, podría prolongar la violencia en México durante al menos una década, así lo advirtió el periodista especializado en crimen organizado y seguridad, Óscar Balderas.
En entrevista con León Krauze para el pódcast Ciberdiálogos, de Letras Libres, Balderas comparó la disputa actual con la ruptura de 2008, cuando la detención de Alfredo Beltrán Leyva desató una guerra interna que se tradujo en miles de muertes y la escisión del grupo, porque Arturo Beltrán Leyva culpó a sus antiguos aliados, Joaquín “El Chapo” Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada, de haberlos traicionado.
“Si pensamos en eso, en la ruptura de 2008 que continúa hasta 2025 teniendo efectos de violencia en el país, la ruptura del 2024, del 25 de julio, seguramente tendrá un efecto en la violencia de aquí a al menos 10 años”, estimó Balderas.

El periodista recordó que la guerra entre los Beltrán Leyva y el Cártel de Sinaloa marcó un punto de quiebre en el crimen organizado mexicano. La violencia se disparó, el grupo se fragmentó, surgieron nuevas células criminales —como Guerreros Unidos y Los Rojos—. Para Balderas, esa ruptura sentó las bases de la violencia que aún azota al país.
Esa fractura de 2008, recordó, no solo significó la escisión del grupo, sino un cambio profundo en el mapa criminal de México: se generó una violencia más local, más desbordada, protagonizada por facciones que ya no necesitaban órdenes de una cúpula nacional. La guerra entre antiguos aliados también dio lugar al surgimiento de nuevas células con ambiciones territoriales y armamento cada vez más sofisticado.
Además, expuso Balderas, el Estado fue incapaz de contener el conflicto, y con el tiempo se normalizó el terror: las masacres, desapariciones y violencia directa contra la población civil se volvieron parte del día a día en regiones enteras del país. Por eso, advirtió, es previsible que el conflicto interno actual tenga efectos prolongados y devastadores, como ocurrió hace más de 15 años.
El nuevo conflicto entre las facciones internas del Cártel de Sinaloa comenzó cuando Joaquín Guzmán López, uno de los Chapitos, habría engañado al Mayo Zambada para facilitar su entrega a las autoridades de Estados Unidos. El objetivo, dijo Balderas, habría sido negociar beneficios tanto para su familia encarcelada (Ovidio Guzmán López y su papá “El Chapo”) como para sus hermanos prófugos, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán.

Ese movimiento profundizó el quiebre entre las distintas facciones: Los Chapitos, comandada por los hijos de “El Chapo”, que reclama el control del cártel, y la Mayiza, afín a la familia Zambada. A éste último se suma la facción de Fausto Isidro Meza Flores, alias “El Chapo Isidro”, que —según Balderas— busca llevar al grupo hacia nuevos mercados en África, Europa del Este y Oceanía.
El periodista estimó que lo que está en juego es un mercado criminal de al menos 70 mil millones de dólares anuales, compuesto no solo por el tráfico de drogas —como el fentanilo—, sino por otras actividades ilícitas de alto valor como el tráfico de armas, de personas, de minerales, madera y agua, así como la extorsión.
“Es una disputa que enfrenta a grupos con visiones distintas de cómo debe avanzar esta estructura criminal”, explicó Balderas.
La entrevista también abordó el rol del Estado mexicano ante este conflicto. Balderas recordó que el entonces comandante militar de mayor rango en Sinaloa, Francisco Jesús Leana Ojeda, declaró públicamente que el conflicto se acabaría “cuando los grupos criminales decidan que se termine”.

“Fue una admisión terrible de que el gobierno estatal únicamente iba a ser una especie de mero espectador”, afirmó Balderas.
Según el periodista, la violencia persistirá mientras no haya un dominio total de una facción sobre la otra.
En otra entrevista con Radio Fórmula, Balderas coincidió parcialmente con lo recientemente dicho por el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Omar García Harfuch, sobre el debilitamiento de los grupos criminales en Sinaloa.
Reconoció que tanto la facción de Los Chapitos como la Mayiza han sufrido bajas importantes entre sus jefes operativos, lo que ha golpeado sus estructuras: “Sí creo que están mermados... pero no hay que confundir eso con pensar que el conflicto va a tener un final pronto. Lamentablemente, el final todavía no se ve cerca”, advirtió Balderas.