
Emerson Colindres, un joven de 19 años originario de Honduras, acudió el pasado 4 de junio a lo que debía ser un chequeo rutinario con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Sin embargo, lo que parecía un trámite habitual terminó con su detención y posterior deportación.
Colindres, quien había llegado a Estados Unidos con su familia hace más de una década huyendo de la violencia en su país natal, fue deportado el 17 de junio, apenas días después de haberse graduado de la escuela secundaria en Cincinnati, Ohio.
No tenía antecedentes penales y era considerado un estudiante destacado, además de ser un talentoso jugador de fútbol. Su sueño era continuar su carrera deportiva y asistir a la universidad.

Su vida dio un giro inesperado cuando fue detenido por ICE y enviado de regreso a Honduras, un país que no había pisado desde los 8 años, según reportó NBC News.
La deportación de Colindres no pasó desapercibida. En Cincinnati y en las inmediaciones del centro de detención del condado de Butler, donde estuvo recluido, se llevaron a cabo protestas organizadas por su entrenador, compañeros de equipo, maestros y amigos.
Todos coincidieron en que el joven había sido injustamente separado de su comunidad. Bryan Williams, entrenador del club de fútbol Cincy Galaxy, expresó su indignación.
La familia de Colindres había solicitado asilo tras llegar a Estados Unidos en 2014, buscando escapar de la inseguridad y la pobreza extrema en Honduras. Según su madre, Ada Bell Baquedano Amador, la situación en su país de origen era insostenible.
Durante años, la familia cumplió con los requisitos legales mientras esperaban una resolución de su caso. Sin embargo, en 2023, un juez de inmigración emitió una orden final de deportación, lo que marcó el inicio de un proceso que culminó con la expulsión de Colindres.
El caso de Colindres refleja un patrón que se ha repetido en otras partes del país, donde inmigrantes sin antecedentes penales han sido detenidos durante chequeos rutinarios con ICE, tal y como reportó NBC News.
Williams, quien acompañó a Colindres a su cita del 4 de junio, relató que el joven fue esposado y sacado del edificio mientras su hijo pequeño lo observaba. “Mi hijo pudo verlo, abrazarlo y decirle que lo quería. Pero se llevaron a uno de sus buenos amigos esposado, y no sabe si lo volverá a ver”, comentó el entrenador.

Tricia McLaughlin, subsecretaria de asuntos públicos del Departamento de Seguridad Nacional, afirmó al medio que se encontraban cumpliendo con el mandato del presidente Donald Trump de “arrestar y deportar a migrantes indocumentados” para que la nación “sea un lugar más seguro”.
En un comunicado de prensa, la subsecretaria afirmó que Colindres contaba con una orden final de deportación desde 2023, acotando que “si estás en el país ilegalmente y un juez ha ordenado tu deportación, eso es precisamente lo que sucederá”.
La comunidad de Cincinnati quedó profundamente afectada por la deportación de Colindres. Johanna Froelicher, una maestra de secundaria que tuvo al joven como estudiante, destacó su desempeño académico y su carácter ejemplar durante un diálogo con NBC News.
“Él y su familia han hecho literalmente todo lo que se les ha pedido”, dijo Froelicher. “Han cumplido con todo porque son muy buenas personas. De verdad quieren estar aquí y querían hacer las cosas bien”, declaró la profesora.
Los compañeros de equipo de Colindres también lamentaron su ausencia. Alejandro Pepole, de 18 años, lo describió como un líder en el campo y un amigo cercano. “Siempre tenía una sonrisa en el rostro y levantaba el ánimo de todos. Lo que está pasando no es justo”, dijo.