El fentanilo ilegal avanza en silencio en Centroamérica y el Caribe. La creciente presencia del opioide sintético ha encendido alertas en República Dominicana, Puerto Rico y Costa Rica, tres países que enfrentan esta amenaza desde distintos frentes: rutas de tránsito, centros incipientes de producción y una crisis de intoxicaciones por consumo. En Costa Rica existe la sospecha de que se podrían estar produciendo pastillas; en República Dominicana se venden por internet; en Puerto Rico se distribuye la droga desde el correo postal hacia Estados Unidos.
Según informes recientes de la Organización de los Estados Americanos y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), América Latina atraviesa una transformación crítica: ha dejado de ser una zona de paso para convertirse en territorio de producción y consumo de opioides sintéticos. El Caribe y Centroamérica, con sus puertos estratégicos, fronteras porosas y débil control de precursores químicos, se insertan en esa dinámica con velocidad.
Alerta de salud pública
Puerto Rico representa el rostro más crudo de la crisis en el Caribe. Desde 2020 se ha registrado un aumento sostenido en las muertes por sobredosis, con fentanilo involucrado en al menos el 80 % de los casos.
En esta isla el consumo es una emergencia sanitaria. Las autoridades locales, como el Departamento de Salud y el Instituto de Ciencias Forenses (ICF), han reportado la presencia de fentanilo en la mayoría de las autopsias por drogas realizadas en los últimos tres años.
El ICF informó que entre 2022 y 2024 fallecieron 1.788 personas intoxicadas con fentanilo. La cantidad supera la cifra de 1.071 personas asesinadas en ese mismo periodo en la isla, donde la mayoría de las muertes violentas están vinculadas a las pugnas entre grupos criminales.
La Agencia para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) informó que entre 2022 y 2025 han decomisado en Puerto Rico 68 kilos de fentanilo. Además, hasta marzo de 2025 se habían asegurado unas 30.000 pastillas con este opioide. De mantenerse la tendencia, la cantidad superará las 54.000 pastillas incautadas en 2024.
“Estas cifras reflejan una crisis de salud pública que continúa impactando nuestras comunidades”, dijo el portavoz de la DEA en Puerto Rico, Tony Velázquez.
Grupos criminales locales han aprendido a mezclar fentanilo con otras sustancias como heroína, cocaína, crack y metadona, lo que multiplica la letalidad. Las dosis son vendidas en puestos callejeros y empaquetadas como si fueran otro tipo de droga, sin que los usuarios sepan con certeza qué están consumiendo.
Rebeca González Velázquez, directora para Puerto Rico de la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional de Estados Unidos (HSI, por sus siglas en inglés), explicó que una vez producido, el fentanilo también se trafica a Estados Unidos a través de rutas marítimas y aéreas, o usando el correo postal.
“En algunos casos aislados, Puerto Rico es utilizado como corredor de tránsito por organizaciones criminales que buscan evadir controles fronterizos más estrictos”, afirma.
En diciembre de 2024, un juez federal del distrito de Puerto Rico emitió una acusación formal contra 34 integrantes del grupo criminal los ‘Tiburones’ o ‘Grupo 31’, a quienes se les acusó de montar una red para distribuir drogas ilegales, entre ellas fentanilo, en el sistema penitenciario de Puerto Rico. Según la acusación, el grupo utilizaba drones y catapultas para arrojar las sustancias al interior de las cárceles.
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En marzo de 2025, en una operación conjunta entre la Oficina de Inspección Postal de Estados Unidos, la DEA y la Policía de Puerto Rico, se incautaron 261 kilos de cocaína, seis kilos de fentanilo y tres armas de fuego escondidos en envíos postales procedentes de San Juan con dirección a diversos destinos de Estados Unidos.
Laboratorios y rutas
Entre 2023 y 2025, los decomisos en el centro de San José (Costa Rica) pasaron de 1.201 pastillas a más de 20.000 tabletas con presencia de fentanilo.
Manuel Jiménez Steller, viceministro de Unidades Especiales de Costa Rica, confirma que ya se investiga la existencia de laboratorios locales para la producción de fentanilo.
“Tenemos indicios sólidos de producción artesanal. Aunque no ubicamos completamente el laboratorio, sí encontramos recipientes, lavadoras y evidencia de procesamiento”, menciona. También se han identificado máquinas tableteadoras que podrían ser parte de la fabricación de las pastillas.
“Estos antecedentes nos llevan a concluir que la producción de fentanilo en pastillas ocurre dentro del país. Por ello, estamos enfocándonos en la raíz del problema: los importadores, los precursores y las personas que manejan estas sustancias”, dice.
Desde 2023, la Policía de Control de Drogas (PCD) ha detenido a 11 personas que están a la espera de un juicio. Y aunque por el momento no hay cifras de muertes confirmadas por sobredosis, el riesgo para la salud pública es alto.
Del mismo modo que en Puerto Rico, las autoridades de Costa Rica también creen que muchas personas consumen fentanilo sin saberlo al estar mezclado con otras drogas.
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Por su parte, aunque el Gobierno de República Dominicana no reporta consumo interno ni decomisos recientes de fentanilo, la posición geográfica de este país lo coloca como punto clave de las rutas de tráfico internacional, especialmente rumbo a Estados Unidos y Europa.
La Dirección Nacional de Control de Drogas y el Consejo Nacional de Drogas de República Dominicana documentaron en su informe 2024 la detección de cargamentos asociados a opioides sintéticos con destino internacional, lo que posiciona al país como un punto de tránsito en las rutas del narcotráfico.
En un informe de abril 2025, la Red de Control de Delitos Financieros (FinCEN, por sus siglas en inglés) colocó a República Dominicana en el sexto lugar de países con más operaciones sospechosas de lavado de dinero de fentanilo, después de Estados Unidos, México, China, Hong Kong y Canadá. En total, FinCEN analizó 1.246 informes bancarios y en ellos identificó transacciones sospechosas por 1.400 millones de dólares.
En Perú existen redes que desvían medicamentos del sistema de salud, entre ellos fentanilo. Foto:Joseph Angeles. El Comercio (Perú)
En el caso de República Dominicana, relacionó 32 operaciones sospechosas con farmacias en línea que venden pastillas falsificadas con fentanilo. En octubre de 2024, la DEA ya había alertado por la proliferación de sitios web de venta de medicamentos falsos a bajo costo y con envíos a todo el mundo, que operan desde República Dominicana.
“Muchos de estos sitios se hacen pasar por legítimos, pero en realidad colaboran con narcotraficantes para completar pedidos en línea con medicamentos falsos”, dijo la agencia en su momento.
Desde 2015, decenas de dominicanos residentes en Estados Unidos han sido detenidos por distribuir fentanilo, según archivos de la DEA. La mayoría han sido arrestados y sentenciados por pertenecer a redes de narcotráfico, también han sido deportados, y otros más, estando en República Dominicana, han sido pedidos en extradición para cumplir sentencia en cárceles federales. Esta lista suma más de 50 dominicanos acusados de tráfico de fentanilo.
Carteles mexicanos
El Gobierno de Estados Unidos ha señalado reiteradamente a los carteles mexicanos, en particular al cartel de Sinaloa y al cartel Jalisco Nueva Generación, como los principales responsables de la producción y tráfico del fentanilo que inunda su territorio y alimenta la crisis de sobredosis. Según autoridades estadounidenses, estas organizaciones importan precursores químicos de China, manufacturan el opioide sintético en laboratorios clandestinos en México, y luego lo trafican a través de la frontera norte con Estados Unidos.
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Las tensiones diplomáticas han crecido: EE. UU. ha impuesto sanciones, emitido acusaciones penales contra miembros de ambos carteles e incluso exigido mayor cooperación. Sin embargo, el tráfico y producción del opioide va mucho más allá de México, toca a países del Caribe y Centroamérica, e incluso al interior de los Estados Unidos.
Un expediente público del Gobierno estadounidense señala que en el sótano de un departamento en Manhattan, a escasos metros de una escuela primaria, operaba desde 2021 un laboratorio clandestino para la producción de pastillas con fentanilo y metanfetamina, que imitaban medicamentos legales como OxyContin, Xanax o Adderall. El lugar tenía capacidad para producir hasta 100.000 pastillas al día y distribuirlas a través del correo postal a compradores en Estados Unidos, Puerto Rico, Eslovenia y Alemania.
A más de 2.500 kilómetros de ese laboratorio, en República Dominicana, Francisco Alberto López Reyes, alias Frank, coordinaba cada detalle: dirigía la logística del laboratorio, las rutas para el envío de droga, el diseño de las farmacias en línea desde donde se captaban compradores, la cadena de pagos en criptomonedas y hasta los colores y tamaños de cada pastilla.
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La operación quedó registrada en una acusación federal presentada por un Tribunal del Distrito Sur de Nueva York a finales de 2024. Los agentes siguieron por un año la pista de la estructura delictiva y la acusaron de vender millones de pastillas falsas entre 2021 y 2024.
La organización que dirigía ‘Frank’ era integrada por 18 personas, la mayoría dominicanos y estadounidenses que controlaban una decena de sitios web de farmacias en línea. Los laboratorios clandestinos estaban en los sótanos de edificios residenciales de Manhattan y El Bronx. En uno de ellos, el Beaumont Pill Mill, las autoridades norteamericanas encontraron más de 97.000 píldoras, 12 kilos de fentanilo y otras mezclas con heroína, cafeína y metanfetamina, según se puede leer en la acusación federal.
En febrero de 2025, López Reyes fue extraditado desde República Dominicana a Estados Unidos, donde ahora enfrenta un proceso penal junto con otros integrantes del grupo criminal.
(*) Con aportes de periodistas de los diarios del GDA.