
Con las temperaturas más bajas, se utilizan más los artefactos de calefacción para el hogar sin las condiciones adecuadas de ventilación.
Este año en la Argentina, según el último Boletín Epidemiológico del Ministerio de Salud de la Nación, ya se han registrado 444 casos confirmados de personas afectadas por la intoxicación con monóxido de carbono, el gas que se libera por la combustión incompleta en un ambiente con poco oxígeno.
Los 444 casos representan un 75% más que la mediana de los cinco años previos para el mismo período. Aunque hay que considerar que durante los años 2020 y 2021 se registraron menos casos por la disrupción causada por la pandemia del coronavirus.

En diálogo con Infobae, Flavia Vidal, médica especializada en toxicología y miembro de la comisión de toxicología clínica de la Asociación Toxicológica Argentina, señaló: “Lamentablemente se siguen produciendo intoxicaciones no intencionales por monóxido de carbono. Y puede haber subregistro de casos”.
El monóxido de carbono es un gas que se genera por la combustión incompleta de cualquier material que contenga carbono, como gas, petróleo, carbón, kerosén, nafta, madera o plásticos, puntualizó la doctora Vidal.
“El control y el buen funcionamiento de los artefactos de calefacción, no encenderlos por la noche y la ventilación correcta son claves para evitar las intoxicaciones", resaltó.

El monóxido de carbono se produce de la combustión incompleta del carbón. Es producido tanto por actividades humanas como por fuentes naturales.
En el interior de viviendas, las cocinas que usan madera, las chimeneas, y los hornos u otros aparatos a gas que no funcionan adecuadamente pueden ser fuentes de monóxido de carbono.
También lo puede ser los termotanques, los braseros y las salamandras, entre otros.
El tubo de escape de los vehículos de transporte también puede ser un fuente de emisión del gas.
La combustión de madera, los volcanes e incendios forestales liberan monóxido de carbono.

El monóxido de carbono (CO) es llamado “gas de la muerte” o “asesino silencioso” porque es incoloro e inodoro. No irrita la nariz ni los ojos.
Eso significa que no se puede detectar por los sentidos como el del olfato y, por lo tanto, puede pasar desapercibido hasta que sea demasiado tarde.
Además, es extremadamente tóxico y, a niveles altos, puede causar la muerte en minutos.
El gas ingresa al organismo a través de los pulmones y desde allí pasa a la sangre. Pasa a ocupar el lugar del oxígeno. De esta manera, reduce la capacidad para transportar oxígeno de la sangre.
Como consecuencia, la falta de oxígeno afecta principalmente al cerebro y al corazón, se pueden producir diferentes alteraciones y generar la muerte.

Todo artefacto que se usa para quemar algún combustible puede producir monóxido de carbono si no está asegurada la llegada de oxígeno suficiente al quemador.
Las calderas, los calentadores de agua o calefones, las estufas u hornallas de la cocina y hornos que queman gas o kerosén, pueden producirlo si no están funcionando bien.
Los hogares o cocina a leña, salamandras, braseros y los vehículos con el motor encendido también lo emiten.
Una de las principales causas de su origen en los artefactos a gas está en el mal estado de las instalaciones, como ser:

- Insuficiente ventilación del ambiente en donde hay una combustión.
- Instalación de artefactos en lugares inadecuados.
- Mal estado de los conductos de evacuación de los gases de la combustión, desacoplados, deteriorados o mal instalados.
- Acumulación de hollín u otro material en el quemador.

Se debe sospechar una intoxicación con monóxido de carbono cuando una o varias personas al mismo tiempo, que estuvieron en un ambiente cerrado, presentan:
- Dolor de cabeza
- Mareos
- Somnolencia
- Debilidad
- Cansancio
- Náuseas/vómitos
- Pérdida del conocimiento y/o convulsiones
- Palpitaciones
- Dolor de pecho
- Paro cardiorrespiratorio

Muchas intoxicaciones por monóxido de carbono parecen intoxicaciones alimentarias, gripe o ataques cerebrovasculares.
En niños pequeños puede simular un cuadro meníngeo por la irritabilidad, llanto continuo y rechazo del alimento.
Al ser consultado por Infobae, el investigador del Conicet Miguel Ponce comentó que “el monóxido de carbono tiene una afinidad 250 veces mayor por la hemoglobina que el oxígeno y en eso se basa su toxicidad”.
Cuando una persona sufre los síntomas y aún tiene conciencia, “hay que salir afuera y ventilar el ambiente. Sin embargo, si está severamente intoxicado, la persona necesita asistencia médica de manera urgente en cámara hiperbárica”, recomendó.
Como medida preventiva, se pueden instalar sensores que pueden detectar la presencia del monóxido en un ambiente cerrado.
El doctor Ponce y colaboradores desarrolló en el año 2000 un sistema que conecta a un sensor con el teléfono celular y luego actúa sobre la llama para apagarla. El Conicet consiguió una patente sobre ese sistema en 2016.

La investigadora Madeline Moberg, del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (conocido por su sigla en inglés, IHME), respondió a Infobae en base a su estudio publicado en la revista The Lancet Public Health.
En el año 2021, aproximadamente 29.000 personas murieron por intoxicación accidental con monóxido de carbono (CO) a nivel mundial. En total, se produjeron más de 600.000 casos en 2021.
Con respecto a si el problema afecta más a la población de los países de ingresos bajos y medios, la experta consideró que “la respuesta no es sencilla. En 2021, solo 2.430 de las muertes mundiales se produjeron en países de ingresos altos (más de 26.000 en países de ingresos bajos y medios)”.
Si bien las tasas de mortalidad varían entre las regiones, la tasa de intoxicaciones en los países de ingresos altos fue de 0,186 por 100.000 personas, en comparación con la tasa mundial general de 0,353 por 100 000 personas.
“Sin embargo, en 2021 la tasa de incidencia mundial general fue de aproximadamente 8 por cada 100.000 personas, mientras que en los países de altos ingresos fue mayor, de aproximadamente 19 por cada 100.000 personas”, señaló.