La separación en 2005 de Jennifer Aniston y Brad Pitt fue una de las comentadas debido a que eran una de las parejas más querida de Hollywood. Sin embargo, detrás de los flashes y las sonrisas de alfombra roja, algo se había quebrado. Y todo apuntaba a que la tercera en discordia era Angelina Jolie.
Jennifer y Brad empezaron a salir a fines de los años, en una época en la que “Friends” era lo más top y él ya se consagraba como galán de cine. Se casaron en 2000, con una boda soñada en Malibú, repleta de flores, velas, seguridad extrema y un aire de cuento de hadas. Durante cinco años fueron la pareja perfecta… hasta que dejaron de serlo.
En enero de 2005, el comunicado oficial cayó como un balde de agua helada para los fans de los actores. Se separaban “amistosamente”, según dijeron. La noticia coincidió con los rumores cada vez más fuertes de que el actor se había enamorado de su coprotagonista de la película ‘Mr. & Mrs. Smith’, Angelina Jolie
Para octubre de ese mismo año, el divorcio ya era un hecho. Y apenas unos meses después, en 2006, Jolie y Pitt confirmaban su romance.
En ese entonces, la primera en conceder una entrevista al respecto fue Aniston. La actriz habló con la revista Vanity Fair con una madurez que sorprendió, sin escándalos ni reproches públicos.
“Elijo creerle a mi esposo. A esta altura, nada me sorprendería, pero prefiero creerle”, dijo.
Durante esa misma conversación, Jennifer recordó la única vez que vio a Angelina y las palabras qu ele dijo antes de que todo se viniera abajo. El encuentro fue fugaz, en el estacionamiento de los estudios donde se grababa ‘Friends’.
“Me detuve y me presenté. Le dije: ‘Brad está muy emocionado de trabajar contigo. Espero que la pasen genial’”, recordó. Y agregó que creyó en su matrimonio hasta el último día. “Pensé que era real. Creo que cambió. Ambos cambiamos. Uno hace lo mejor que puede, y creo que lo hicimos”, expresó con dolor.
Tras Todo el alboroto mediático, Brad y Angelina vivieron su historia por más de una década, con seis hijos, una boda en Francia y un divorcio que tardó ocho años en resolverse. Ocho años de disputas legales, peleas por la custodia de los niños, una batalla por el famoso viñedo francés, y un silencio casi absoluto sobre cómo empezó todo en realidad.
Hoy, 20 años después, la frase que Jennifer Aniston le dijo a Angelina Jolie en aquel estacionamiento, sin lugar a dudas, quedó grabada en la cabeza de muchas personas como una ironía por lo que ocurriría en un futuro.
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