El gobierno de Gustavo Petro entra a su último año con la política exterior de Colombia marcada por un giro hacia el multilateralismo, la defensa del derecho internacional y una ambiciosa narrativa de liderazgo regional, pero bajo la crítica de quedarse más en el discurso que en la acción.
LEA TAMBIÉN

Asimismo, la deteriorada relación con Estados Unidos y la falta de una cabeza estable al frente de la Cancillería se avizoran con los principales desafíos de lo que resta de mandato.
En entrevista con EL TIEMPO, el viceministro de Asuntos Multilaterales, Mauricio Jaramillo Jassir, hace un balance de los logros y desafíos en materia de política exterior, defiende la coherencia del discurso del Gobierno frente a temas sensibles como Venezuela, Estados Unidos y Palestina, y responde a las críticas sobre una supuesta pérdida de liderazgo ético en el escenario global.
Mauricio Jaramillo Jassir. Foto:Cancillería
¿Cuáles considera que han sido los principales logros de Colombia en el escenario multilateral durante este tercer año?
Principalmente, puedo destacar la organización de la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que se llevará a cabo en noviembre en la ciudad de Santa Marta después de haber recibido la presidencia pro tempore de Honduras. Asimismo, el foro CELAC-China en Beijing que tuvo una capacidad de convocatoria muy importante.
Asimismo, el liderazgo que ha tenido Colombia en la Alianza del Pacífico es notorio a través de la presidencia pro tempore. Lo mismo en el caso de la de la Comunidad Andina, donde se está trabajando en integración energética, entre otros temas.
Finalmente, quiero destacar tal vez el activo más importante de este año en defensa del derecho internacional que fue la conferencia de emergencia sobre Palestina convocada por el Grupo de La Haya que tuvimos en Bogotá. En este espacio, Colombia reafirmó su compromiso con el Derecho Internacional Humanitario al liderar la condena del genocidio en Gaza y la defensa del sistema multilateral de Naciones Unidas y los derechos humanos.
El presidente Gustavo Petro en la cumbre de ministros de la Celac. Foto:Presidencia
¿Qué papel ha jugado el multilateralismo en la visión de Petro para una "potencia mundial de la vida", y cómo se ha materializado ese discurso en acciones diplomáticas concretas?
Colombia como potencia mundial de la vida ha tenido acciones en defensa de la descarbonización. Petro ha sido, tal vez, de los pocos presidentes en el mundo que ha mantenido una coherencia y el país no ha puesto en tela de juicio sus compromisos relativos a una transición ecológica y energética que sea justa. Son acciones concretas que van mucho más allá de la retórica.
La lista de desavenencias que se ha venido acumulando con Washington es larga. ¿Cómo evalúa el Gobierno la actual relación bilateral con Estados Unidos, especialmente tras los recientes desacuerdos públicos sobre temas como la lucha contra el narcotráfico?
No creo que haya una lista de desavenencias con Washington. Creo que es claro que Estados Unidos está replanteando su papel en el mundo y eso tiene un impacto en las relaciones con terceros. Lo que ha hecho Colombia es, a pesar de los desacuerdos que son normales, mantener la mejor relación diplomática a través de un diálogo constante con Washington.
El liderazgo que ha tenido Colombia en la Alianza del Pacífico es notorio a través de la presidencia pro tempore. Lo mismo en el caso de la de la Comunidad Andina, donde se está trabajando en integración energética, entre otros temas.
Tras la cuestionada reelección de Nicolás Maduro y la falta de garantías democráticas en el proceso electoral, se señala que el gobierno de Petro ha optado por mantener una postura ambigua con un no reconocimiento de la reelección, pero con una aproximación pragmática en lo comercial. ¿Qué decir al respecto?
Con el caso de Venezuela, el presidente ha sido claro en mantener también una relación diplomática y consular pensando en la frontera, en los migrantes, en el comercio, en la integración, que es además un mandato constitucional.
No es ambigua, lo que ha hecho Colombia es mantener la idea de que no se puede reconocer el resultado sin pruebas. Pero, en un principio de realismo y pensando en la frontera, en los migrantes y en el bienestar económico de mucha gente que depende de esa activación, se ha decidido mantener los intereses estratégicos en Venezuela. Creo que a veces es fácil juzgar desde Bogotá lo que se hace con Venezuela, pero no se entiende que el impacto que eso tiene en la población de frontera es muy grande. Que Colombia haya decidido comerciar y tener una relación en pro de los migrantes, del comercio, de la reactivación económica de ambos pueblos no puede confundirse con la aceptación de todo.
Nicolás Maduro y Gustavo Petro. Foto:Prensa Presidencial
La postura del presidente Petro frente a la guerra en Gaza generó tensiones diplomáticas e incluso la ruptura de relaciones con el país hebreo. ¿Por qué el Gobierno ha privilegiado la condena a Gaza sobre situaciones de violación a los DD. HH. que se viven más próximas como Venezuela y Nicaragua?
Lo primero que hay que aclarar es que no hay conflicto. Eso es un dato no una opinión. Hay un genocidio. Palestina no tiene ejército ni ninguna posibilidad de resistencia frente a una situación que ha sido catalogada por el derecho internacional como una ocupación ilegal. Entonces, no hay postura frente al conflicto, lo que hay es rechazo al genocidio en estricto apego a las obligaciones que tiene Colombia frente al derecho internacional.
Y sobre los casos más próximos...
En el caso de Nicaragua, Colombia optó por darles nacionalidad a algunas de las personas exiliadas y en el caso de Venezuela ha ocurrido lo mismo. El gobierno ha dicho que no reconoce el resultado del pasado 28 de julio de 2024. Creo que ahí lo que hay es una política mezquina de equiparar situaciones lamentables de derechos humanos en el mundo en general. Condenar el genocidio en Gaza no implica de ninguna manera simpatía con la violación de los derechos humanos en otras partes del mundo.
¿Cómo responde usted a quienes consideran que Colombia ha perdido liderazgo ético y coherencia en política exterior?
Colombia ha ganado liderazgo en política exterior. La mejor forma de comprenderlo es la capacidad de convocatoria que se tuvo en la conferencia de emergencia para el tema de Palestina, así como el hecho de que vamos a ser miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a partir de enero. Asimismo, contamos con el liderazgo en la presidencia pro tempore de la CIDH, de la comunidad andina de la región y del Pacífico.
Tendremos una cumbre de la Asociación de Tratado de Cooperación Amazónica en Bogotá a mediados de agosto y haremos el foro más importante en materia migratoria en los últimos años en el mundo en Riohacha. Creo que en acciones es evidente que el presidente Petro y Colombia tienen hoy un liderazgo internacional.
Conferencia de Emergencia sobre Palestina. Foto:Joel Gonzalez /Presidencia
La defensa del Acuerdo de Paz de 2016 en organismos como la ONU, la OEA y la Corte Penal Internacional ha sido una de las apuestas claves en materia exterior. ¿Qué decirles a los sectores que cuestionan el recrudecimiento de la violencia y los desafíos no resueltos de la implementación del acuerdo?
Respecto a la paz, 2016 y demás, el presidente mismo ha sido crítico. Es que el presidente a diferencia de otros gobiernos, como los de Duque y Uribe para decirlo de manera concreta que eran negacionistas, cuando los informes del Alto Comisionado para las Naciones Unidas de los derechos humanos hablaban de la degradación de los derechos, ellos acusaban a esos informes de injerencistas.
Acá lo que Petro ha dicho expresamente es que el Estado colombiano incumplió los acuerdos de La Habana, y eso habla de una postura crítica. El presidente ha aceptado que Colombia sigue en guerra, eso nadie lo ha negado. Nadie ha negado los efectos y los problemas que ha entrañado el posconflicto y que son muy difíciles de gestionar cuando hay narcotráfico, minería ilegal, trata de personas, etc. Colombia sigue en el centro de un crimen transnacional que, desafortunadamente, la ha condenado a la violencia. Creo que la paz total, aunque con muchas imperfecciones, es un propósito de Estado consignado en la Constitución y eso es lo que el Gobierno ha hecho en todos los escenarios internacionales, no solamente en el sistema de Naciones Unidas, sino también en las relaciones bilaterales que se tienen con terceros Estados.