Como muchas veces he planteado, no somos seres racionales. Somos seres emocionales que razonan, que no es lo mismo. Sé que suena provocador.
Por supuesto, somos seres racionales, pero al decir que no somos seres racionales, sino seres emocionales que razonan, quiero marcar una diferencia.
La emoción llega antes que la razón. Debemos buscar el equilibrio entre ambas y conocer nuestro mundo emocional. Es importante rescatar ese mundo emocional porque está comprobado científicamente que resulta muy valioso para el autoconocimiento, el bienestar personal y la toma de decisiones apropiadas.
Existen dos tipos de emociones. Por un lado, las emociones básicas y ancestrales: miedo, ira, alegría, tristeza, asco y sorpresa. Todas ellas se consideran básicas y se reflejan en el rostro. Piense en la expresión de miedo, alegría o tristeza. Son emociones primarias, universales y antiguas.

Luego existen las emociones evolucionadas, llamadas emociones secundarias o sentimientos: amor, odio, culpa, vergüenza, orgullo, empatía, fe, esperanza. ¿Percibe la importancia del mundo emocional?
El miedo nos enseñó a protegernos, a escapar de los depredadores. El miedo es útil, nos ayuda a cuidarnos de manera controlada. La tristeza nos ayuda a soltar, a pedir ayuda. La alegría nos indica lo que nos gusta y nos motiva a repetirlo. El amor y el apego nos llevan a cuidar a las crías.
Hoy sabemos científicamente cómo funciona el cerebro y qué zonas corresponden a las emociones y cuáles al razonamiento.
Aunque todo está interconectado, en la parte central del cerebro se encuentra el sistema límbico, formado por estructuras ligadas al mundo emocional: hipocampo, hipotálamo, circunvolución del cíngulo, amígdala cerebral.

En la parte superior está la corteza frontal o prefrontal, relacionada de manera más directa con la razón. Hay estudios comprobados que muestran que, si una persona sufre daño en el cerebro límbico, puede razonar, entender cualquier decisión racional, pero no logra decidir bien en el ámbito emocional.
Siempre digo: el corazón decide y el cerebro justifica. Hay que buscar ese equilibrio. Por eso recomiendo conocerse a uno mismo. Validar nuestras emociones y saber qué sentimos.
Rescatemos el mundo emocional para que nuestras decisiones respondan a un equilibrio entre razón y emoción.
* El doctor Daniel López Rosetti es médico (MN 62540) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Presidente de la Sección de Estrés de la World Federation for Mental Health (WFMH). Y es autor de libros como: “Emoción y sentimientos” (Ed. Planeta, 2017), “Equilibrio. Cómo pensamos, cómo sentimos, cómo decidimos. Manual del usuario.” (Ed. Planeta, 2019), entre otros.