Un saco de carbón cuesta dos mil pesos. El salario mínimo es de 2,100 -equivalente a seis dólares al cambio en el mercado informal- y el 65% de los jubilados reciben una pensión de 1,500 pesos, poco más de cuatro dólares.
¿Cómo cocina una familia de bajos ingresos sin electricidad ni gas licuado? Les presento a Niurka, 46 años, madre soltera de tres hijos y abuela de una niña de cuatro años. Ella y su familia, siete personas en total, residen en un minúsculo apartamento en un barrio al suroeste de la capital. Niurka duerme en una antigua cama matrimonial de caoba de los años 50 junto a su padre, un jubilado que durante cuatro décadas trabajó en el 'socialismo' y con entusiasmo aplaudió los extensos discursos Fidel Castro.
En una litera doble duermen sus dos hijos varones. En una cuna prestada por una vecina duerme su nieta. Y en el desgastado sofá de la sala, su hija mayor y el esposo, padres de la niña. Desde 2010 el apartamento fue declarado inhabitable por funcionarios municipales. A cada rato se desprende un trozo de techo. Según las estadísticas del régimen, su casa pertenece a ese 60 por ciento de las viviendas consideradas en regular o mal estado técnico. El agua potable no llega al grifo de la cocina ni del baño.
En un par de tanques herrumbrosos de 55 galones depositan el agua para bañarse, cocinar y beber. Por déficit de gas, a pesar de la mala calidad del agua potable en Cuba, la familia de Niurka no la hierve. Cuando cae la noche sus hijos traen pedazos de madera que encuentran en los basureros o arrancan de puertas y ventanas de edificios abandonados que luego ella utiliza para cocinar en un descampado al fondo de su edificio.
El menú suele ser el mismo: una caldosa con trozos de boniato, yuca o calabaza, fufú de plátano burro y un vaso de refresco instantáneo. Siempre se quedan con hambre. “Las viandas las trae el marido de mi hija que trabaja en el campo. La leche en polvo, que cuesta dos mil pesos el kilogramo, se le reserva a mi padre y a mi nieta, pues la que le toca a la niña por la libreta no le alcanza”, aclara Niurka.
Ya olvidó la última vez que comió carne de res. “Creo que fue hace siete u ocho años. Y mariscos, más de veinte años. Siempre he comido lo típico de la mayoría de los cubanos: arroz, frijoles y bistec de cerdo los domingos. Después el cerdo lo sustituí por 'perritos' (salchichas) y ahora, si me gano un dinero en la bolita, compro un paquete de muslitos de pollo", dice Niurka, cuya familia forma parte del 88% de los cubanos que comen lo que pueden y se considera que viven en la extrema pobreza.
Cuando el añejo televisor de tubos catódicos funcionaba, Niurka solía ver novelas turcas y brasileñas o filmes de Hollywood que tuvieran un final feliz. “No me gustan las películas de guerra ni de asesinatos. No quiero estresarme, es suficiente con esta tragedia que vivimos los cubanos. Mi sueño es visitar Nueva York, pero estoy convencida que me voy a morir sin poder cumplirlo. Trato de pensar y ver cosas agradables”.
Excepto aquellos que ganan cientos de miles de pesos o forman parte de la burguesía verde olivo -que recibe gratis o a precios subsidiados cestas de alimentos importados de primera calidad- conseguir comida es la prioridad número uno de todos los cubanos. Niurka, empleada de limpieza en un policlínico, devenga un salario de 3,800 pesos mensuales, alrededor de 10 dólares, que complementa lavando ropa y cuidando a un anciano del barrio. “Todo ese dinero, más las pensión de mi papá, el salario de mi hija y su esposo y el dinerito que 'inventan' mis hijos, se va en malamente comer. Si tienes diez mil pesos, diez mil pesos gastas en el agro y lo que consigas se lo comen siete personas en tres días. Es una locura”.
Un informe de Food Monitor Program (FMP) alerta de una ‘fractura estructural en la gestión estatal de los alimentos. Los cubanos han comenzado a eliminar una de las tres comidas fundamentales en el día como forma de supervivencia’. La profunda crisis alimentaria se ensancha día a día. El informe, titulado En Cuba Hay Hambre, reveló que “96,91% de los entrevistados ha perdido el acceso a los alimentos debido a la inflación a la caída del poder adquisitivo”
Las cifras asustan. Un 98,82% de los encuestados señaló un aumento significativo en los costos de los alimentos en los últimos doce meses. Entre sus principales hallazgos, el informe de FMP subraya que la Isla vive “una precarización marcada en cada una de las dimensiones de seguridad alimentaria, con impacto mayor en la población vulnerable (infantes, mayores de 60 años, mujeres embarazadas y lactantes, personas con enfermedades crónicas, poblaciones rurales aisladas, entre otros)”.
La investigación también advierte sobre un “retroceso significativo de los alimentos: el 89% de los hogares cubanos considera que la oferta estatal de alimentos es insuficiente en cuanto a variedad. El 97% muestra insatisfacción con los productos entregados mediante la libreta de abastecimiento en cuestión de cantidad, calidad y frecuencia. A causa del desabastecimiento alimentario, el 72% de los hogares encuestados afirman haber tenido que conformarse con dietas alternativas no saludables. Esto es significativo, teniendo en cuenta la prevalencia de padecimientos debido a regímenes alimentarios como la diabetes, problemas gastrointestinales, hipertensión arterial, cardiopatías y anemias, entre otros”, afirma Food Monitor Program.
Esa crisis alimentaria provoca que el 70,8% de los hogares en Cuba solo hagan una comida al día. Una encuesta de Cubadata, equipo independiente de investigación, realizada más de mil personas, el 47,2% de los entrevistados dejó de comer alguna vez durante todo el día. A ello hay que añadir que las producciones agrícolas, ganaderas, porcinas, pesqueras y azucareras han caído entre un 50% y 90% en los últimos siete años. De muestra un botón: la producción de carne de cerdo descendió de 200 mil toneladas en 2018 a 27 mil toneladas en 2023. Y el precio subió de 16 pesos la libra en 2017 a mil pesos en la actualidad. Los precios de los alimentos se han multiplicado entre 40 y 100 veces.
Sandra, ingeniera, explica que "una familia de cinco personas que almuerce o cene arroz blanco, frijoles negros y ensalada de tomate, col y pepino, sin proteína cárnica, debe disponer de 1,500 a 1,800 pesos. El arroz está entre 250 y 300 pesos la libra, de acuerdo a la calidad. Los frijoles negros, los más baratos, no bajan de 350 la libra y preparar una ensalada te puede costar 700 o mil pesos. En mi casa somos cinco: mi esposo, mi hijo y mis padres y yo. En cada comida se hacen dos libras de arroz y si sobra, se guarda para el día siguiente. Si se cocina una sola libra de frijoles no sobra nada. Si a diario se pudiera almorzar y cenar ese menú, tienes que multiplicar 1,500 por 60 comidas, necesitaría 90 mil pesos al mes, sin incluir carne de cerdo, pollo, pescado o algún embutido. Y el salario de mi esposo y mío es de 18 mil pesos. La cuenta no da”.
Aunque recibas remesas del extranjero o trabajes en una firma extranjera y ganes 200 o 300 dólares mensuales, eso no te garantiza tener una alimentación balanceada y saludable hoy en Cuba. “Los precios en las tiendas por dólares son un abuso. Es mejor vender los dólares en la calle y comprar alimentos en las mipymes. Se come un poco mejor, pero no comes lo que tu cuerpo necesita o los que te apetece", aclara Saray, cuya hermana reside en Miami y mensualmente le envía 200 usd.
Yailén, nutricionista, asevera que Cuba “sufre una crisis multisistémica. La crisis alimentaria es una cara de la moneda. La lista de carencias es larga y va desde el déficit de electricidad, agua potable, gas, transporte público y medicamentos. Menciono algunos de los muchos problemas que actualmente existen en todo el país. La mala alimentación ha traído el aumento de bebés que nacen bajos de peso y la desnutrición moderada o severa entre la población vulnerable (niños, adolescentes y ancianos). En 2024, el número de fallecidos por desnutrición aumentó en un 74% con respecto a 2023”.
Héctor, economista, considera que Cuba atraviesa una tormenta perfecta. "El gobierno no puede ofrecer soluciones a la profunda crisis sistémica. Deberían pedir con urgencia asistencia humanitaria a organismos internacionales. Un alto porcentaje de la ciudadanía lo necesita. Pero la decisión más inteligente es que den un paso al costado y se vayan”. Niurka también opina que los gobernantes debieran renunciar. “A ellos el pueblo no les importa. Como no resuelven nada, deben largarse. Se lo pido a Shangó todos los días", confiesa y mira al cielo. Muchos cubanos desean lo mismo.