
Miles de manifestantes se reunieron el sábado en la capital de Tailandia para exigir la dimisión de la primera ministra Paetongtarn Shinawatra, que ha sido suspendida por el tribunal, y en apoyo a las fuerzas armadas tras un violento conflicto fronterizo con Camboya que dejó más de tres docenas de muertos y desplazó a más de 260.000 personas.
Reunidos en el Monumento a la Victoria de Bangkok a pesar de las altas temperaturas, muchos entonaron canciones patrióticas y escucharon discursos que denunciaban a Paetongtarn y a su padre, Thaksin Shinawatra, un ex primer ministro, y expresaron su respaldo al ejército del país, que siempre ha mantenido un poder sustancial en el país del sudeste asiático.
La policía reportó que para media tarde ya había alrededor de 2.000 manifestantes, aunque se esperaba que más se unieran a medida que la temperatura bajara.

Algunos acusan a Paetongtarn y a su familia de permitir que el conflicto, que se remonta a décadas con ambos lados reclamando porciones de territorio cerca de la frontera compartida, se intensificara debido a sus estrechos lazos con el ex primer ministro de Camboya, Hun Sen. Un tribunal suspendió a Paetongtarn el mes pasado después que Hun Sen, aún una figura de poder en su propio país, filtrara una llamada telefónica en la que ella lo llamaba “tío” y parecía denigrar a un general tailandés, lo que enfureció a muchos.
Los enfrentamientos más recientes terminaron con un frágil alto el fuego mediado por Malasia el 29 de julio.
“Ung Ing, necesitas irte”, dijo un conocido columnista conservador y manifestante, Jittakorn Bussaba, usando el apodo de Paetongtarn. “Porque tienes sangre en tus manos. La gente ha muerto por tu culpa”, expresó desde el escenario ante el aplauso general.
“Ung Ing ha dañado al país. Todos necesitan ayudar”, declaró Ammorn Khunthong, de 58 años. “Thaksin y su familia no deberían dirigir o comandar este país nunca más”.
Había muchas caras conocidas de un grupo conservador promonárquico, antes conocido como los Camisas Amarillas, antiguos enemigos del padre de Paetongtarn, quien fue derrocado en un golpe militar en 2006. Thaksin, un magnate multimillonario, entró en la política fundando su propio partido político y comprando la lealtad de los jefes políticos locales en todo el país. A menudo se le acusaba de intimidar a los detractores y de no separar sus negocios de los asuntos del gobierno.
Las manifestaciones de los Camisas Amarillas también ayudaron a derrocar al gobierno electo de la hermana de Thaksin, Yingluck Shinawatra, en un golpe de Estado en 2014.
El ejército en Tailandia juega un papel importante en la política y ha llevado a cabo 13 golpes de Estado exitosos desde que el país se convirtió en una monarquía constitucional en 1932.
Por su parte, el Gobierno de Camboya anunció el viernes la creación de un grupo de trabajo interinstitucional para coordinar la aplicación del alto el fuego acordado con Tailandia, bajo las directrices del equipo de observadores de Malasia, cuyo primer ministro, Anwar Ibrahim, ofició de mediador durante las conversaciones celebradas esta semana en Kuala Lumpur.
El teniente general Maly Socheata, subsecretario de Estado y portavoz del Ministerio de Defensa Nacional camboyano, afirmó que el objetivo del grupo es “coordinar acciones y respaldar en lo necesario al personal de observación bajo liderazgo malasio, para velar por el cumplimiento y vigilancia del alto el fuego”, según declaraciones recogidas por la Agencia Camboyana de Prensa (AKP).
Socheata señaló que Camboya acatará íntegramente los compromisos suscritos en el acuerdo impulsado por Malasia y reiteró que el país tiene como meta “avanzar hacia la recuperación de la paz y la estabilidad en la región”.
(Con información de AP y Europa Press)