Memoria fit: los cinco pilares que pueden prevenir el deterioro cognitivo, según una experta

hace 10 horas 4
El estudio US POINTER demuestra que intervenciones preventivas pueden retrasar el deterioro cognitivo en personas en riesgo de Alzheimer, según explicó Lucía Crivelli en Infobae en Vivo

La neuropsicóloga Lucía Crivelli (MN 33.849) expresó que “las intervenciones preventivas pueden retrasar hasta dos años el deterioro cognitivo en personas en riesgo de Alzheimer” durante su paso por Infobae en Vivo.

A partir de los resultados del nuevo ensayo internacional US POINTER, presentado en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer, Crivelli subrayó el valor de una política de salud pública “de bajo costo y sin efectos secundarios, enfocada en cinco pilares: el ejercicio físico, dieta, ejercicio cognitivo, control de los factores de riesgo cardiovasculares y socialización”, para mitigar la amenaza de la demencia en un escenario de envejecimiento poblacional.

Crivelli encabeza el estudio en América Latina sobre intervenciones para la prevención del deterioro cognitivo, replicando y adaptando protocolos internacionales como el U.S. POINTER para evaluar su impacto en la región.

La neuropsicóloga Lucía Crivelli destacaLa neuropsicóloga Lucía Crivelli destaca la importancia de políticas de salud pública basadas en cinco pilares para prevenir la demencia

En ese sentido, la experta analizó el impacto de los resultados internacionales en los ensayos de prevención y enfatizó la importancia de una adaptación cultural a la realidad argentina y latinoamericana. Al inicio del intercambio, la especialista recordó: “El estudio se llama POINTER y replica uno realizado en Finlandia hace diez años, que demostró que intervenciones multidominio —ejercicios cognitivos, actividad física, ajuste en la dieta y control de factores de riesgo— generan mejoras en la cognición”.

La investigación estadounidense comparó durante dos años dos esquemas de intervención: uno intensivo, con apoyo profesional regular, y otro autoguiado, menos frecuente y con recursos limitados. “Ambos lograron avances en la cognición, pero la intervención más intensiva mostró un impacto superior en memoria y pensamiento. Lo clave es que las dos estrategias funcionan, y la intensiva logra lo que se traduce en dos años de retroceso en la edad cronológica”, precisó Crivelli.

La especialista detalló que los beneficios se observaron en personas adultas mayores que aún no tenían diagnóstico de Alzheimer, pero presentaban factores de riesgo: “Son personas en riesgo de tener Alzheimer, no son pacientes con diagnóstico. La intervención es preventiva, no curativa. Implica que quienes serían candidatos a padecer la enfermedad no la desarrollan en el plazo esperado. Es un resultado súper positivo como política preventiva”.

Crivelli enfatizó la importancia de los cinco pilares en la mejora cognitiva: “Ejercicio físico, dieta, entrenamiento cognitivo, socialización y control de los factores cardiovasculares. Si vos tenés un estilo de vida saludable en esos aspectos, mejorás tu cognición”.

Sobre la aplicación regional de estos hallazgos, Crivelli afirmó: “En Argentina y Latinoamérica, lo estamos haciendo desde Fleni, con 12 países de la región colaborando. Adaptamos los procedimientos para nuestra cultura, porque no se puede aplicar acá la caminata finlandesa o la dieta mediterránea tal cual está. El objetivo es que estos cambios se puedan sostener en la vida real y que después se conviertan en políticas públicas”.

La neuropsicóloga destacó los criterios que hacen a una persona candidata a participar de la intervención preventiva: “El principal requisito es un nivel de memoria subóptimo, pero que no sea patológico. A eso se le suman factores de riesgo como el sedentarismo, la hipertensión, la obesidad y antecedentes familiares de Alzheimer”.

El ensayo internacional señala que tanto las intervenciones intensivas como las autoguiadas mejoran la cognición, aunque la intensiva logra mayores beneficios

“Solo el 1% de los casos de Alzheimer tiene una causa genética directa, que aparece en la juventud y progresa de manera rápida. Pero, en general, tener un familiar con la enfermedad es solo uno de los 14 factores de riesgo. Hay otros que son relevantes, como la baja educación, el aislamiento social, la obesidad, la hipertensión y la depresión”, amplió.

Crivelli explicó el concepto de reserva cognitiva, un factor clave en la prevención de los síntomas: “Siempre cuento una metáfora: el cerebro es como un árbol lleno de ramas. La educación y los estímulos hacen crecer esas ramas. Cuando llega una enfermedad, se pierden ramas, pero cuanto más tupido sea el árbol, más probable es que se mantenga de pie. Una persona con más educación formal desarrolla más redes cerebrales y puede retrasar la aparición de síntomas o recuperarse mejor de lesiones”.

Consultada sobre la incidencia según la edad, la especialista fue contundente: “La demencia crece exponencialmente con la edad. Entre 60 y 70 años, solo el 10% tiene Alzheimer. Después de los 80, llega al 40%. Por eso apuntamos tanto a la prevención en las décadas previas”.

Solo el 1% de losSolo el 1% de los casos de Alzheimer tiene causa genética directa; el resto se asocia a factores de riesgo modificables (Imagen Ilustrativa Infobae)

Respecto al desarrollo del protocolo en la región, Crivelli señaló: “El estudio que coordino en Fleni, LatAm-FINGERS, cuenta con investigadores en toda Latinoamérica. Ya estamos en el segundo año de intervención y esperamos presentar resultados el año próximo en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer”. Explicó que el objetivo es “demostrar que el modelo puede funcionar en nuestros contextos y obtener respaldo estatal para políticas sanitarias preventivas”.

Al abordar los límites de las estadísticas, la neuropsicóloga recordó que “la medicina es poblacional, siempre hay excepciones. Una vida saludable no garantiza evitar la enfermedad, pero mejora las probabilidades. Lo que enseñan estos estudios sirve para la mayoría, pero los casos individuales pueden diferir por otros factores biológicos o sociales”.

Finalmente, Crivelli abogó por la necesidad de educación y políticas inclusivas: “Nuestro mayor desafío es que el conocimiento científico se transforme en acciones concretas para la salud pública. Necesitamos adaptarlo a la cultura argentina, para que nuestros adultos mayores puedan incorporar estos hábitos y nuestras instituciones de salud puedan educar desde la prevención”.

La reserva cognitiva, impulsada porLa reserva cognitiva, impulsada por la educación y los estímulos, ayuda a retrasar la aparición de síntomas de Alzheimer (Imagen Ilustrativa Infobae)

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