Muerte de Miguel Uribe, señal de máxima alarma a quien cuestione plan que Petro busca consolidar

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BOGOTÁ.- La muerte del precandidato presidencial de Colombia, Miguel Uribe Turbay, uno de los políticos jóvenes más prometedores de los partidos democráticos, es una clara señal de alarma máxima para Colombia, que busca callar a todo aquel que piense distinto a Gustavo Petro, afirma la analista político y periodista Sofy Casas.

Casas, columnista de la revista Semana, aquilató con rigor periodístico para DIARIO LAS AMÉRICAS donde colabora, el impacto del fallecimiento del senador Uribe este 11 de agosto en la madrugada, luego una batalla médica por su vida durante los dos meses y cuatro días del atentado en su contra en un acto político en Bogotá.

Miguel Uribe, de 39 años de edad, fue precandidato por el partido Centro Democrático para las elecciones presidenciales de mayo de 2026, con gran aceptación entre los colombianos, por su firme cuestionamiento a las políticas de Petro, cuando ocurrió su atentado.

Su deceso, al no poder superar las graves heridas, abre una nueva etapa de violencia política en Colombia y apunta a los riesgos de los dirigentes democráticos colombianos, en medio de la crisis, según Casas.

“El asesinato de Miguel Uribe es una señal de alarma máxima para Colombia, no hablamos de un hecho de violencia común, sino de un magnicidio que lleva el sello del poder y la intención de callar a quien piensa distinto, ese es el problema. Y esto no es solamente en contra de Miguel, esto es un mensaje directo a todos los que se atreven a cuestionar el régimen que Petro está consolidando en Colombia”, afirmó.

“Es el mismo libreto de Venezuela y Cuba”, subraya.

Muerte de Miguel Uribe

Para Casas, la conmoción del fallecimiento del joven senador “es muy fuerte porque tenía un futuro muy prometedor, se conducía claro, decía las cosas como son, estaba en contra de las políticas del gobierno de Gustavo Petro”.

Recordó su ascendente y atinada carrera política, que comenzó muy joven en la alcaldía de Bogotá, una herencia familiar. Su abuelo Julio César Turbay fue presidente de Colombia (1978-1982) quien enfrentó a la guerrilla del M19 a la cual perteneció Petro. “De allí viene el odio de Petro contra los Turbay”.

Su madre Diana Turbay, activa periodista y secretaria privada de su padre durante su gobierno, fue asesinada en enero de 1991 por el narcoterrorismo.

“Miguel venía preparándose para esta nueva etapa de su vida”, indica, pero no consiguió la protección por parte del Estado colombiano a cargo de Petro.

“Se convirtió en un blanco muy fácil para ellos. Según denuncias, intentaron más de tres veces asesinar a Miguel y por ello solicitó más de 22 veces por correo electrónico a la Unidad Nacional de Protección aumentar la custodia, porque se sabía en riesgo y se lo negaron la misma cantidad de veces. El Estado le negó protección a Miguel Uribe”, asegura.

Dudosa justicia en Colombia

Mientras el país se encuentra conmocionado por la muerte de Miguel Uribe, el sistema de justicia no se muestra confiable, dice Casas.

“Hay que decirlas cosas como son, esto un magnicidio, la fiscalía hace mes y medio dijo que su atentado tuvo fines políticos y Petro enseguida brincó en contra. Esto es un crimen político y no confío en la justicia”. Y precisa que opina como periodista y columnista, vigilante de los hechos.

“La fiscalía colombiana está en manos de una fiscal de bolsillo que fue ternada por Petro y que no ha dado resultado con el escándalo de la ONG y sobre la planificación del asesinato de Miguel Uribe”, expresa.

Se basa en hechos. Este lunes el autor material del asesinato, un adolescente de 17 años de edad que está detenido, aceptó los cargos de porte ilegal de armas de fuego y “tentativa de homicidio agravado”, un delito que se cambiaría con el fallecimiento de Uribe como consecuencia del atentado.

Además, la justicia no muestra celeridad en las detenciones de al menos 10 personas incriminadas en la planificación y ejecución del atentado, según la investigación fiscal, entre ellos la de Elder José Arteaga Hernández, alias "El Costeño", señalado como autor intelectual del ataque y vinculado a disidencias de las FARC.

También, la fuga inexplicada aún de otro adolescente que se había entregado a las autoridades, es otra de las irregularidades en el proceso. “¿Quién dejó que se fugara?”, se pregunta.

“Uno ve la justicia ordinaria tan infiltrada y con lo que sucedió con la condena del expresidente Álvaro Uribe Vélez con una jueza que está absolutamente politizada y ¿qué confianza puede tener uno en esa institución?

FUENTE: Entrevista Sofy Casas, periodista y analista político

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