Nuevos detalles sobre Shane Tamura, el pistolero de Nueva York que atacó la sede de la NFL en Manhattan, salieron a la luz. De acuerdo con una fuente cercana al entorno familiar, el atacante sufría de migrañas severas de forma frecuente y depresión.
Según reseñó la cadena ESPN, Tamura tenía años buscando ayuda médica para combatir el intenso e insoportable dolor de cabeza que lo aquejaba desde que jugaba fútbol americano de preparatoria en el sur de California.
Los dolores lo persiguieron hasta el final de los días. Por este motivo, Shane acudía a citas médicas con profesionales y neurólogos. También se sometía a resonancias magnéticas anuales y diversos tratamientos para diagnosticar la causa y aliviar el dolor.
Tamura pasó por la automedicación con analgésicos como acetaminofén o ibuprofeno. Sin embargo, después de mudarse a Las Vegas en 2019, se centró en buscar más ayuda profesional para aliviar el dolor.
Problemas por depresión
De acuerdo con el testimonio de la fuente que pidió hablar bajo condición de anonimato, Tamura sufrió depresión durante el tiempo que vivió en Nevada. Estaba medicado e incluso estuvo recluido involuntariamente par de veces por problemas de salud mental.
Cabe recordar que en Nevada las personas que sufren alguna crisis de salud mental pueden ser retenidas y evaluadas en un hospital o centro de crisis hasta por 72 horas. Esto con el objetivo de confirmar si representan un peligro social.
La fuente incluso habló sobre la opinión de Tamura sobre la NFL. Al parecer, nunca se le vio demostrar animadversión hacia la competición, pero sí se preocupaba por mejores condiciones de seguridad para los jóvenes jugadores.
También, en alguna ocasión Tamura comentó que creía tener encefalopatía traumática crónica, una enfermedad común en este tipo de deportes por los constantes golpes en la cabeza. Esta afección solo puede diagnosticarse póstumamente.
Shane Tamura, el pistolero de Nueva York que atentó contra la NFL
Shane Tamura era un trabajador de un casino en Las Vegas. Fue el autor de un tiroteo masivo ocurrido el 28 de julio de 2025 en un rascacielos de Manhattan, Nueva York, que alberga oficinas de alto perfil como la sede de la NFL.