El regreso de Sir Rod Stewart al festival Glastonbury marca no solo un hito en la historia del evento, sino también un desafío personal y profesional para el legendario cantante británico.
A los 80 años, se prepara para compartir el escenario principal de Glastonbury con figuras como Olivia Rodrigo y Neil Young, enfrentando una logística exigente y altos costos, impulsado por el honor de participar en uno de los festivales más emblemáticos del mundo.
Según Radio Times, el artista con más de seis décadas de trayectoria y 120 millones de discos vendidos, se muestra entusiasta y comprometido con ofrecer un espectáculo memorable, a pesar de los sacrificios personales y económicos que implica su participación.
La preparación del artista ha sido cuidadosa, reflejando tanto su experiencia como su deseo de innovar. El cantante, recordado por su atuendo en la edición de 2002 (chaqueta blanca, pantalones negros y corbata amarilla), afirmó que no repetirá ese estilo.
Para esta ocasión, eligió un traje blanco a cuadros, botas de béisbol hechas a medida, un cinturón de piel de serpiente y una camisa llamativa, complementada con una joya personalizada con el escudo del Celtic Football Club, su equipo favorito.
La banda que lo acompañará está compuesta por doce integrantes, la mitad de ellos mujeres. Stewart destacó el cuidado estético del grupo: “Todos visten chaquetas blancas y corbatas negras, y las chicas usarán lentejuelas. Es un poco más Las Vegas de lo que fue antes porque estoy haciendo mi residencia”, explicó el músico, en alusión a su estadía prolongada en el Caesars Palace de Las Vegas.

El cantante valoró especialmente la energía y el talento de sus músicos: “Todos en la banda son muy atractivos, pero lo más importante es que tienen un talento increíble. La presencia femenina ayuda a equilibrar los egos masculinos: siempre están de buen humor y su energía me hace sentir joven”.
En cuanto a la logística, reveló que el traslado de su banda y equipo desde Estados Unidos costará USD 405.000, mientras que la remuneración por su actuación será de aproximadamente USD 162.000.
“Me va a costar. Pero tal es el honor de actuar en un espacio previamente ocupado por Barry Gibb, Diana Ross y Shania Twain, que un éxito financiero personal ‘no importa’”, declaró el artista a Radio Times.
Mientras su equipo viajará en clase Economy Premium, él lo hará en jet privado, una costumbre que mantiene desde hace dos décadas. “No he volado comercial durante veinte años”, comentó, aunque aclaró que prefiere alquilar aviones en lugar de poseer uno.
Fuera de los escenarios, su vida continúa siendo activa. Residente habitual de Las Vegas por su residencia artística, reparte su tiempo entre propiedades en Essex, Florida, Los Ángeles y Francia. Casado con Penny Lancaster desde hace dieciocho años, el cantante comparte su vida familiar con ella y sus ocho hijos.

Entre sus pasatiempos se destaca el modelismo ferroviario. Durante las giras, solicita una habitación adicional en los hoteles para trabajar en sus proyectos. “No me llevo todo el set; está en una habitación de 12 metros en Essex. Solo tomo un proyecto, como un edificio, y llevo mis herramientas y pinturas. Es encantador y me mantiene ocupado”, relató a Radio Times.
Su otra gran pasión es el fútbol. El compositor sigue de cerca al Celtic y tenía previsto viajar a Glasgow en jet privado para presenciar la final de la Copa, que su equipo finalmente perdió ante el Aberdeen.
En su residencia de Essex instaló una pista de atletismo de 100 metros junto a un campo de fútbol. “Puedo hacerlo en 19 segundos. Y el récord para una persona de 80 años es de 14. Nunca llegaré a eso. Pero lo estoy intentando”, afirmó.
Con más de sesenta años en la industria musical, construyó una carrera distinguida. Desde sus inicios en el circuito de blues londinense hasta su consolidación como solista, vendió más de 120 millones de discos y recibió múltiples galardones, incluidos premios Grammy y Brit. En 2016 fue nombrado caballero por sus aportes a la música y a la filantropía.
Pese a su edad, mantiene una agenda exigente. De acuerdo con Radio Times, realizó 217 conciertos en Las Vegas y continúa con nuevos proyectos discográficos. Aunque recientemente tuvo que cancelar algunas fechas por un cuadro de gripe, su compromiso artístico sigue firme.

El cuidado de la voz es prioritario. Stewart practica gárgaras con ron y Coca-Cola antes de cada show, una rutina que mantiene desde hace cuatro décadas.
“Las cuerdas vocales necesitan mucho cuidado. Caliento durante una hora, luego media hora más. Y cuando siento que estoy perdiendo la voz, entro en ‘descanso vocal’ y me cuelgo una tarjeta que dice ‘No puedo hablar. No me hables’”, explicó durante la entrevista.
También se adaptó a nuevas limitaciones físicas, como un reemplazo de rodilla que lo apartó del fútbol competitivo, aunque sigue activo en otras actividades recreativas. A eso se suma que logró superar dos tipos de cáncer, de tiroides en 2000 y de próstata en 2019.
“A veces me invade la nostalgia por lo que solía hacer: caerme de rodillas, deslizarme sobre el escenario...”, recordó, consciente del desgaste físico acumulado a lo largo de su carrera.
La convivencia durante las giras cambió notablemente para Stewart, quien valora el nuevo ambiente del grupo. La inclusión femenina transformó la experiencia. “Ahora las fiestas después del show son mucho más divertidas que en los viejos tiempos: hay música, risas y buena energía, sin los egos ni los excesos de antes”, expresó a Radio Times.

Sobre sus camerinos, comentó que simplificó sus exigencias. “Lo miré el otro día y pensé, ¿qué hace todo esto aquí? Todo lo que necesito son unas botellas de vino y papas fritas. No quiero hummus, ni cosas raras. Tengo que hacer algo al respecto... el mundo entero se muere hambre”, reflexionó.
La actividad creativa del artista sigue siendo intensa. Coincidiendo con su participación en Glastonbury, lanzó una compilación de treinta temas titulada “Éxitos Definitivos”.
Además, trabaja en dos nuevos discos y en un álbum de reunión con su antigua banda de los años setenta, The Faces, acompañado de un documental retrospectivo.