
Sean “Diddy” Combs llegó al tribunal el lunes 5 de mayo por la mañana, cuando se esperaba que comenzara la selección del jurado en su juicio federal por tráfico sexual, un caso de gran repercusión que podría enviar al magnate del hip-hop a prisión de por vida. Se le acusa de haber abusado y explotado a personas a lo largo de décadas de carrera en la cima de la industria del entretenimiento estadounidense.
Vestido con un jersey azul marino y pantalones grises, y con el pelo y la barba canosos, Combs parecía más amable y poco imponente que la imagen afilada y pulida que suele mantener en público.
Está recluido en una cárcel de Brooklyn desde su detención en septiembre y se ha declarado inocente de cinco cargos penales, entre ellos asociación ilícita, prostitución y tráfico sexual. Se enfrenta a penas de entre 15 años y cadena perpetua si es declarado culpable de todos los cargos.
Está previsto que el juicio comience el lunes y que los abogados y el juez de distrito Arun Subramanian se preparen para interrogar a los posibles miembros del jurado. Los fiscales calculan que el juicio durará entre ocho y diez semanas; está previsto que los alegatos iniciales comiencen el 12 de mayo.

Una de las cuatro presuntas víctimas que se espera testifiquen en el juicio es una ex novia de Combs, conocida como Cassie, cuya explosiva demanda de 2023 fue la primera de una oleada de acusaciones públicas contra el productor. La cantante de R&B, cuyo nombre legal es Casandra Ventura, alegó que Combs la golpeaba, la violaba y la obligaba a participar en fiestas que incluían trabajadoras sexuales y que él llamaba “freak offs”.
Sus acusaciones asombraron a la opinión pública y a muchos miembros de la industria musical, en la que Combs había pasado décadas convirtiendo su discográfica Bad Boy en una fuerza cultural dominante, ganadora de múltiples Grammys y anfitriona de ostentosas veladas, conocidas como “White Parties”, para la lista A de Hollywood.
Ventura y Combs llegaron a un acuerdo de conciliación no revelado horas después de que se hiciera pública su demanda, pero a ésta le han seguido docenas de demandas por agresión sexual con acusaciones similares. Hombres y mujeres de toda condición han alegado ante los tribunales que Combs y sus socios les drogaron y abusaron sexualmente de ellos. Combs ha negado rotundamente las acusaciones y ha desestimado muchas de las demandas, a veces con éxito.
Una investigación paralela sobre tráfico sexual condujo a redadas federales en las mansiones de Combs en Los Ángeles y Miami en marzo del año pasado, en las que agentes del Departamento de Seguridad Nacional se llevaron pruebas.

Combs fue detenido seis meses después, en septiembre, y su juicio se centra en las acusaciones de que utilizó a sus empleados para traficar sexualmente con al menos cuatro personas. A través de la presunta empresa criminal, también se le acusa de trabajos forzados, secuestro, incendio provocado y distribución de drogas, entre otros delitos.
Se espera que las cuatro presuntas víctimas citadas en la acusación testifiquen durante el juicio, incluida Ventura, que utilizará su nombre real. Subramanian dictaminó que las demás pueden testificar bajo seudónimos para proteger su intimidad.
Los abogados de Combs han alegado que todos los actos sexuales citados por el gobierno fueron consentidos. También afirman que está siendo injustamente procesado por su raza.
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