Teresa Bo: “Si silencian periodistas, no quedará registro de las atrocidades que se cometen en Gaza”

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La tensión y el peligro para los trabajadores de prensa en Medio Oriente volvieron a quedar expuestos tras el ataque israelí que terminó con la vida de cinco periodistas de la cadena internacional Al Jazeera, entre ellos Anas al-Sharif, de 28 años, en la Franja de Gaza.

El ataque, dirigido contra una carpa destinada a reporteros, fue calificado por la cadena como un “asesinato selectivo”. En este contexto, Teresa Bo -en diálogo con Infobae en Vivo- cuestionó la falta de evidencias presentadas por Israel para justificar el bombardeo y denunció la presión sistemática para callar las voces de los periodistas locales.

La crónica del horror comenzó la noche del domingo en Gaza, cuando las redacciones internacionales se estremecieron: cinco periodistas murieron tras un ataque directo contra la carpa de prensa apostada a metros del hospital al-Shifa, epicentro de la guerra que azota la región desde el 7 de octubre de 2013.

Entre las víctimas, el caso de al-Sharif reverberó con especial fuerza, dado que el ejército israelí, tras reconocer el ataque, justificó su accionar al acusarlo de liderar una célula terrorista de Hamas. La respuesta de Al Jazeera no tardó en llegar: mediante un comunicado, la cadena denunció el hecho como una ejecución deliberada. Además de al-Sharif, en el ataque también murieron Mohammed Qreiqeh, de 33 años, los operadores de cámara Ibrahim Zaher, de 25 años; Mohammed Noufal, de 29 años y Moamen Aliwa, de 23 años.

En diálogo con Infobae en Vivo, en el programa de la mañana, Bo relató: “Realmente es una noticia que no nos sorprende. Lamentablemente ya van casi dos años de guerra y hay más de 180 periodistas asesinados en lo que va en Gaza”.

Esta imagen reciente sin fecha,Esta imagen reciente sin fecha, tomada de un video transmitido por la televisora Al Jazeera de Qatar, muestra al corresponsal en árabe de la cadena en Gaza, Anas al-Sharif, informando ante la cámara en Gaza (Al Jazeera vía AP)

La periodista remarcó que la rutina del horror se ha naturalizado pese a la magnitud de la tragedia: “El domingo a la noche nos enteramos de que un ataque dirigido por el Ejército apuntó a una carpa que está fuera del hospital. Allí ya había matado en principio a cinco periodistas de Al Jazeera, un equipo completo de televisión”.

Anas al-Sharif, describió Bo, trabajaba en Gaza desde hacía años y era padre de dos hijos. “Israel está diciendo que pertenecía a una célula terrorista de Hamas. Realmente es algo que venimos escuchando permanentemente. Por lo general, no hay ni una prueba para sustentar esto que dicen, y es un patrón que vemos no solo con periodistas de Al Jazeera, sino con muchos otros periodistas trabajando en Gaza, en situaciones terribles, sin comida, sin medios, sin manera de comunicarse, separados de sus familias”, expresó.

La periodista -de nacionalidad argentina- recordó el reciente caso de otro colega que, durante una transmisión en vivo, se enteró que su hijo, su nuera y sus nietos fueron asesinados en otro ataque israelí. “Se trata de realidades desgarradoras —añadió— que exponen el drama cotidiano que atraviesan los reporteros palestinos, quienes, además de combatir las condiciones extremas de la guerra, deben convivir con el peligro de convertirse en víctimas directas”.

Una persona sostiene un cartelUna persona sostiene un cartel con una foto de Anas Al Sharif, mientras los empleados de Al Jazeera se reúnen en los estudios de la cadena para recordarlo a él, a Mohammed Qreiqeh, Ibrahim Zaher, Mohammed Noufal y a otro compañero, que murieron en la ciudad de Gaza por un ataque israelí, en Doha, Catar, el 11 de agosto de 2025 (Reuters)

Consultada sobre las acusaciones israelíes sobre el periodista acusado de pertenecer al grupo terrorista Hamas, Bo enfatizó la ausencia total de pruebas: “Hasta ahora no han presentado ninguna. Anas, por ejemplo, era una persona que trabajó mucho en el lugar, estaba permanentemente en vivo. Era una persona que se puso a llorar en vivo en una situación desesperante porque todas las personas que lo rodeaban se estaban muriendo de hambre, como ocurre en la Franja de Gaza”, relató.

Agregó que organizaciones como Reporteros Sin Fronteras y el Comité para Proteger Periodistas habían denunciado previamente campañas de hostigamiento contra él sin que se probaran cargos concretos.

Para Bo, los asesinatos reiterados de periodistas no son aislados, sino la manifestación de una estrategia orientada a silenciar lo que pasa en la Franja de Gaza.

Los periodistas palestinos hoy son los únicos que están contando lo que ocurre, porque no nos olvidemos que la prensa internacional independiente no puede entrar a la Franja de Gaza. Nosotros, tanto en Al Jazeera como colegas de la BBC, CNN y otras cadenas, venimos pidiendo permiso para entrar, pero Israel no lo permite. Los periodistas que están ahí, reportando sobre todo lo que sucede, son los que están matando todos los días”, denunció.

El contexto en el que se produjo el ataque es de una guerra devastadora iniciada tras la incursión terrorista de Hamas en territorio israelí el 7 de octubre de 2013, episodio que dejó un saldo de muertes, secuestros y violaciones. A partir de allí, la respuesta israelí se tradujo en bombardeos masivos y una campaña militar total en la Franja de Gaza, que ha dejado a la población civil sometida a condiciones extremas.

Los periodistas, enfatizó Bo, se encuentran atrapados en una situación límite: “Trabajan sin medios, sin descanso, separados de sus familias y, a menudo, enfrentando la noticia de que sus propios seres queridos han muerto mientras informan al mundo”.

En el plano internacional, la reacción tras el ataque no se hizo esperar. Según Bo, “la cadena Al Jazeera reclama que este hecho sea investigado como un crimen de guerra”. El comunicado, además, subraya la sistematicidad con la que se ataca a comunicadores en la región como un modo de evitar la circulación de información independiente.

Al ser consultada por Gonzalo Sánchez sobre la posible existencia de pruebas israelíes contra al-Sharif, Bo reiteró: “Hasta ahora, solo escuchamos acusaciones públicas, sin pruebas concretas. Israel tiene una postura recurrente de vincular a los periodistas palestinos con células terroristas, pero nunca ha exhibido elementos sólidos. Es una forma de deslegitimar a quienes están contando las consecuencias humanitarias más graves de este conflicto.”

La periodista subrayó también el papel de las organizaciones internacionales: “Reporteros Sin Fronteras y el Comité para Proteger Periodistas han sido claros en denunciar que existe una campaña de hostigamiento y de amenazas continuas contra los comunicadores palestinos. Esto se traduce en una vulnerabilidad extrema para el ejercicio de la profesión en Gaza”.

El relato de Bo dio cuenta de la precariedad en la que se desarrolla la labor periodística: “No tienen comida, no tienen recursos, y aun así están ahí, informando. Son los únicos ojos y voces que cuentan desde adentro lo que está pasando realmente. Si los silencian, no quedará registro de las atrocidades que se cometen”.

En otro momento de la entrevista, Bo recordó: “Hace poco, uno de nuestros colegas debió abandonar la Franja en condiciones extremas y fue durante una transmisión en vivo que supo que su familia había sido exterminada en un bombardeo. Ese dolor es cotidiano para quienes narran el conflicto desde el terreno”.

Sobre la acusación dirigida contra Anas al-Sharif, insistió en la importancia de exigir pruebas y en la necesidad de “investigaciones independientes”, un reclamo que resuena en voces internacionales. “Si hay acusaciones, que muestren las pruebas. Mientras tanto, lo que ocurre es una caza sistemática de reporteros”, argumentó.

Para Bo, la imposibilidad de que la prensa internacional acceda libremente a Gaza agudiza la percepción de una “campaña de ocultamiento deliberado”. “No hay periodismo independiente en la Franja porque Israel no lo permite. Lo que se sabe, es porque los periodistas palestinos arriesgan su vida cada día”, enfatizó.

A lo largo de la entrevista, los periodistas de Infobae en Vivo plantearon cómo impactan estos hechos en la ética y en la función del periodismo. Bo reflexionó: “Este es uno de los momentos más oscuros para la labor periodística en la región. Ningún periodista debería tener que decidir entre informar y sobrevivir, pero esa es la cruda realidad en Gaza”.

El testimonio de Bo pone en primer plano el papel esencial —y peligroso— que cumplen los periodistas en un conflicto de alta intensidad, y la urgencia de que organismos globales garanticen su protección. “Los asesinatos no deberían ser parte de la rutina periodística”, concluyó.

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