
El presidente estadounidense, Donald Trump, fue el martes al Capitolio para reunirse con los congresistas republicanos con el objetivo de alcanzar un acuerdo sobre un amplio proyecto de ley de recortes fiscales, porque la estrecha mayoría del partido está dividida sobre el alcance de los recortes de gastos.
El mandatario se reunió con los congresistas republicanos en el Capitolio con la esperanza de alcanzar un consenso sobre el proyecto de ley, que ha generado divisiones dentro de su propio partido. La propuesta, que busca extender los recortes de impuestos de 2017 y añadir nuevas exenciones fiscales, ha sido objeto de controversia, especialmente entre los republicanos de línea dura y los moderados.
El proyecto de ley, que podría aumentar la deuda del gobierno federal entre 3 y 5 billones de dólares, según analistas no partidistas, fue bloqueado brevemente por los republicanos más conservadores en la Cámara de Representantes. Sin embargo, el domingo se logró avanzar en su tramitación. Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes, expresó su optimismo sobre el progreso del plan, afirmando que los legisladores están trabajando intensamente para cumplir con los plazos establecidos, con la intención de llevar el proyecto al pleno de la Cámara al final de la semana.
El plan de recortes fiscales incluye medidas como la reducción de impuestos a los préstamos para automóviles fabricados en Estados Unidos y un impuesto del 5% a las remesas enviadas fuera del país, lo que ha sido criticado por México como una acción discriminatoria. Además, el proyecto busca proteger la capacidad de los electores de deducir impuestos estatales y locales, un punto de fricción para los legisladores republicanos de los estados costeros.

A pesar de los esfuerzos de Trump por unir a su partido, algunos republicanos, como Chip Roy de Texas y Thomas Massie de Kentucky, han expresado su oposición al proyecto. Roy, quien bloqueó la iniciativa en el Congreso, argumentó que el plan no cumple con las expectativas de restricción del gasto. Massie, por su parte, afirmó que su voto sigue siendo negativo y que no hay nada que le haga cambiar de opinión en este momento.
El tema de la cobertura sanitaria Medicaid también ha generado divisiones dentro del partido. Mientras que algunos republicanos piden recortes más agresivos, los moderados están preocupados por el impacto que estos podrían tener en sus distritos. Trump intentó calmar las aguas asegurando que los recortes sólo afectarían a inmigrantes con antecedentes penales, no a los trabajadores estadounidenses.
El Freedom Caucus, un grupo de republicanos conservadores, también ha mostrado su descontento con el plan, considerándolo poco ambicioso en términos de reducción del gasto. Andy Biggs, miembro del caucus, señaló que hay margen para reducir el gasto en el gobierno federal, sugiriendo que el proyecto no va lo suficientemente lejos en este aspecto.
El presidente de la Cámara, Mike Johnson, ha estado trabajando para asegurar que el proyecto de ley avance antes del fin de semana festivo del Día de los Caídos, con la esperanza de que el Senado lo aborde el próximo mes. Sin embargo, con una mayoría ajustada en la Cámara Baja, Trump solo puede permitirse perder el apoyo de tres republicanos si todos los demócratas votan en contra, como se espera.
(Con información de Reuters y EFE)