
Hace mes y medio, entre los deportados que fueron recibidos por Diosdado Cabello en el aeropuerto de Maiquetía, llegó Paulino Ramírez, perteneciente a una banda criminal que se roba un camión y va a venderlo, el 25 de julio 2025, en La Fría, estado Táchira, a unos guerrilleros del ELN. En plena negociación llegan militares de la GNB resultando muerto un efectivo de Tropa Profesional y el recién deportado.
El hecho ocurre en vísperas del cierre de la frontera, durante 48 horas, por parte del régimen venezolano con miras a las elecciones municipales.
Mientras la banda a la que pertenecía Paulino Ramírez negociaba, con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el camión que habían robado en el Zulia, son enfrentados por la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). No se ha determinado si fueron los guerrilleros, que compraban el camión, o la banda de Ramírez que lo vendía, quien le quita la vida al SM2 Andry Giovanni Vela Álvarez.
Mientras ocurría el enfrentamiento, llegan en apoyo a los funcionarios del Comando de Zona (Czgnb) Nr. 21 de la GNB, una comisión de policías del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC), que dio de baja a Paulino Ramírez.
El enfrentamiento, ocurrido en la avenida Aeropuerto de La Fría, municipio García de Hevia, estado Táchira, causó la muerte del Sargento Mayor de Segunda (GNB) Andry Vela Álvarez, quien estaba residenciado en Capacho, municipio Libertad, del estado Táchira.

También quedó herido el SM2 Edgar Parra Morales, también residenciado en el Táchira, pero en la población de San Juan de Colón, municipio Ayacucho; Parra fue intervenido quirúrgicamente, encontrándose estable según reporta la institución castrense. Vecinos de La Fría fueron testigos del suceso, donde hubo múltiples detonaciones, algunos grabaron parte de lo ocurrido a plena luz del día.
El reporte interno de la GNB determina lo ocurrido como “Incidencia Negativa. Enfrentamiento Entre Comisión Adscrita al CZGNB 21 Táchira, Grupo Irregular (ELN)”, dando cuenta de los dos fallecidos y de la detención de seis personas, cuyas identidades no fueron dadas a conocer. Llama la atención que también hablan de dos vehículos incautados, dos pistolas y dos armas de guerra, fusiles AR-15.

La confusión de los vecinos se refleja en los videos grabados, donde se preguntaban qué estaba sucediendo entre los que escenificaron el tiroteo y mencionan, no sin cierta precaución, que se trataba de los Guardias contra la guerrilla, que uno de los habitantes del municipio García de Hevia prefiere llamar “los locos”. En esas poblaciones del estado Táchira, muy cercanas a la línea fronteriza con Colombia, se sabe de la relación entre la guerrilla y miembros de la Fuerza Armada.
Municipios como Ayacucho y García de Hevia han soportado la presencia de los irregulares colombianos, unos son guerrilla y otros paramilitares, especialmente desde que hace unos años, el ahora gobernador Freddy Alirio Bernal Rosales simuló un enfrentamiento entre paramilitares que controlaban la zona y la Fuerza Armada venezolana.
En ese momento lo que se libró fue la lucha por el territorio entre el ELN y los paramilitares que tenían controlado parte de Táchira y el Sur del Lago del estado Zulia; parte de los paramilitares fueron exterminados y otros desplazados, pero en su lugar el territorio quedó controlado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) que se fortaleció, creció y se enriqueció controlando el contrabando de combustible y el narcotráfico.

Aunque el régimen venezolano ha insistido en negar la presencia y apoyo gubernamental a los grupos guerrilleros venezolanos, los hechos demuestran que los irregulares de la guerrilla colombiana no solo ocupa el territorio venezolano, hace vida en los pueblos fronterizos, hace negocios, tiene propiedades, se relaciona con otros grupos criminales, custodia minas de oro, ha penetrado la Fuerza Armada, incluso postula candidatos.
Los ataques contra militares venezolanos por parte de la guerrilla FARC o ELN tienen una larga historia, pero en la década de los 90, antes de la llegada de Hugo Chávez al poder, la Fuerza Armada venezolana enfrentaba a la guerrilla para expulsarla del territorio venezolano; ahora conviven y, en muchos casos colaboran, con los irregulares.
En la memoria de la Fuerza Armada está, como uno de los hechos más abominables, ocurrido el 25 de febrero de 1995, el ataque de casi un centenar de hombres del Frente “Domingo Laín” del Ejército de Liberación Nacional (ELN) contra el Puesto Fluvial de la Infantería de Marina venezolana “AF Manuel Echeverría”, que se conoce como la Masacre de Cararabo, que dejó como saldo la tortura y muerte de ocho infantes de marina venezolanos.
La presencia del ELN en la zona del oro ha sido demostrada en decenas de testimonios, fotografías y videos, aun cuando en septiembre 2023, el Comando Estratégico Operacional (Ceofanb) desplegó una gran campaña de propaganda sobre el rescate del Cerro Yapacana con el desalojo de miles de mineros.
Hoy en día, sigue la explotación minera, solo su control cambió de unas manos a otras de uniformados. “Hay cinco minas en las que se trabaja activamente”, le dice a Infobae un vecino de Cárida, estado Amazonas.
Las minas del Yapacana no han dejado de funcionar “a veces hay problemas entre unos militares porque otros llegan a buscar su dinero, la extorsión que le hacen a los mineros. Los grupos guerrilleros y los indígenas también son parte del negocio que parece nunca acabará, mientras se destruye la tierra y las aguas son contaminadas”.