
La tensión en el estrecho de Taiwán sigue escalando a medida que el Ejército Popular de Liberación de China incrementa su despliegue militar en torno a la isla. En los últimos días, las autoridades de Taipéi denunciaron que 27 aeronaves sobrepasaron la línea media que divide informalmente las aguas territoriales de ambos países. Según datos del Ministerio de Defensa taiwanés, en 2024, se registraron 3067 incursiones aéreas, lo que representó un aumento del 80 % respecto del año anterior.
DEF conversó en la sede de la Cancillería, en Taipéi, con el viceministro de Asuntos Exteriores de Taiwán, Ming-Chi Chen, quien manifestó la preocupación de su gobierno por la intensificación de las provocaciones de Pekín. “Ellos realizan, cada vez con mayor frecuencia, estos llamados ‘ejercicios militares’, pero el propio almirante Samuel Paparo, jefe del Comando del Indo-Pacífico de Estados Unidos, manifestó su temor de que algunos de estos ejercicios tengan otro propósito y sean, en verdad, el ensayo de una invasión”, afirmó.

El gobierno de Xi Jinping, por su parte, respondió con dureza a las afirmaciones del presidente de Taiwán, Lai Ching-te, quien calificó a la República Popular de China de “fuerza extranjera hostil” y lanzó una serie de medidas para prevenir la infiltración militar y el espionaje del país vecino. “La independencia de Taiwán es incompatible con la paz en el estrecho”, retrucó el portavoz de la Oficina de Asuntos de Taiwán del Consejo de Estado de Pekín, Ben Binhua, quien acusó a Lai de “agudizar la confrontación”.
Oficialmente, las autoridades continentales consideran la isla como una “provincia rebelde” que, tarde o temprano, deberá reincorporarse al territorio de la República Popular. Por su parte, Taiwán rechaza esa retórica y considera que Pekín hace una interpretación sesgada de la resolución 2758 de Naciones Unidas, tal como señaló a DEF el vicecanciller Chen.

El texto de la resolución, adoptado por la Asamblea General de la ONU en octubre de 1971, reconoce a los representantes del gobierno de la República Popular de China como “los únicos representantes legítimos de China en las Naciones Unidas”. Sin embargo, Ming-Chi Chen sostuvo que una “correcta interpretación” de esa resolución “no excluye la participación de Taiwán en organismos internacionales”. Al respecto, señaló que su país podría contribuir de manera responsable como observador de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En ese sentido, recordó la “mano tendida” por Taipéi al resto del mundo durante la pandemia de COVID-19 y citó como ejemplo la donación de equipamiento e insumos médicos.
Las autoridades de la isla, con el apoyo de sus aliados, solicitan ser readmitidos como observadores en la asamblea de la OMS, tal como ocurrió entre 2009 y 2016. Reclaman, asimismo, participar de la Conferencia de Partes (COP) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, de Interpol y de la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI), entre otros organismos de los que hoy su país se encuentra excluido, según señalan, por presiones de Pekín.

Taiwán es actualmente el mayor proveedor mundial de semiconductores, con la presencia rutilante de la empresa TSMC en el segmento de los chips más avanzados. En ese marco, el presidente Lai Ching-te lanzó una propuesta tendiente a fomentar una “cadena de suministros democrática”, con miras a fortalecer la alianza con los países que defienden los mismos valores que la isla.
Al ser consultado por DEF, el viceministro de Exteriores, Ming-Chi Chen, recordó que el suministro de semiconductores no solo es crítico para usos comerciales, sino, fundamentalmente, para la industria militar. “Es muy importante para nosotros asegurarnos que no caigan en las manos equivocadas”, enfatizó. “Queremos poner a disposición de nuestros aliados la capacidad de producción de semiconductores que tiene Taiwán”.

Al hablar de Latinoamérica, se refirió puntualmente a la ayuda que están brindando, en el sector de los semiconductores, a países como Paraguay y Guatemala, que mantienen lazos diplomáticos con Taiwán, para formar sus propios recursos humanos, cooperar en la transferencia tecnológica y potenciar sus capacidades en este sector clave de la economía del siglo XXI. Para ello, las autoridades de Taipéi abren las puertas de sus universidades a los estudiantes de los países aliados y brindan también carreras y formación in situ, como ocurre en Asunción con la Universidad Politécnica Taiwán-Paraguay.