Boca Juniors empató 1-1 con Unión de Santa Fe en La Bombonera en un partido correspondiente a la segunda fecha de la Zona A del Torneo Clausura. En medio de un cotejo parejo y disputado, se registraron algunas acciones que revistieron algún tipo de discusión y generaron reclamos al árbitro principal, Nazareno Arasa.
Una de las acciones de juego más protestadas por la delegación del Tatengue ocurrió a los 41 minutos del primer tiempo en el área de Boca cuando un centro del futbolista de Unión Mateo Del Blanco obligó a la apresurada salida de Agustín Marchesín para intentar cortar el ataque. El arquero, en su salida, no logró contactar el balón y, en su recorrido, impactó con su cuerpo de manera imprudente a Valentín Fascendini, quien se encontraba en condiciones de disputar legítimamente la jugada.
El golpe de Marchesín, aunque sin intención maliciosa, se produjo con evidente falta de precaución, encuadrándose dentro de los parámetros de una infracción imprudente, según lo establece el reglamento. Esto debió haberse sancionado con un tiro penal dado la identidad de falta de la mencionada acción.
El arquero actuó sin la atención ni el control necesario, generando un contacto que interfiere directamente en el accionar del atacante. Pese a la claridad del impacto y a que el Marchesín nunca llegó a jugar el balón, el árbitro principal no observó la infracción y permitió que el juego continuase. Esta omisión representa un error de apreciación que debió ser corregido con la tecnología. El VAR, en este contexto, tenía la responsabilidad de intervenir. Su función no es sólo asistir en jugadas claras y obvias, sino también ofrecer al árbitro la oportunidad de revisar aquellas acciones relevantes dentro del área que hayan pasado inadvertidas.
*El gol de Cristian Tarragona para el 1-0 parcial de Unión ante Boca
Esta jugada reunía todos los elementos para ser evaluada en un “On-Field Review” (OFR): impacto imprudente, contacto sin balón, y consecuencia directa sobre el delantero. Al no recomendar la revisión, el VAR desestimó un incidente que por su identidad —un choque imprudente en el área— debió derivar en la sanción de tiro penal. Así, no solo se privó a Unión de una oportunidad manifiesta de gol, sino que se incumplió el espíritu de la herramienta tecnológica: brindar justicia en jugadas trascendentes.
En la segunda jugada determinante en el resultado, Cristian Tarragona marcó el 1-0 para Unión a los 19 minutos del segundo tiempo. El delantero visitante conectó dentro del área con su pie un centro de Franco Fragapane y envió la pelota al fondo del arco. Arasa aguardó la decisión final del VAR, ya que se debieron trazar líneas para determinar la posición del autor del tanto.
Una vez que la tecnología hizo su trabajo, se determinó que Tarragona se encontraba detrás de la línea de la pelota y del cuerpo de Lautaro Di Lollo, quien se encontraba habilitando al goleador, por lo que el tanto fue lícito.