Los Dolphins arman su rompecabezas para la próxima campaña

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Pieza a pieza, los Dolphins van armando su rompecabezas para la próxima temporada y sobre el papel las incorporaciones hacen al equipo potencialmente mucho mejor de lo esperado.

Gracias al trabajo del gerente general Chris Grier y del entrenador Mike McDaniel, el escuadrón de Miami ha conseguido llenar los huecos que tenía.

Ese trabajo se hizo principalmente en varios frentes: el Draft 2025 de la NFL, con los novatos no elegidos en la agencia libre y raspando la olla entre algunos jugadores que se habían retirado y de pronto fueron animados para volver.

En el draft, los Dolphins utilizaron sus primeras selecciones en conseguir hombres de peso y talento para darle presencia a la línea defensiva.

Mientras, en la agencia libre se reforzaron posiciones como quarterback y la defensa del juego aéreo, además se pudo cubrir vacíos en el puesto de tight end y cornerbacks.

Aquello permite a la franquicia ver con calma las opciones y esperar el corte de los equipos. Cuando queden liberados algunos jugadores que puedan ser necesarios, disminuirá el precio porque crece la oferta.

Una cosecha considerable

De los siete jugadores que seleccionaron los Dolphins en 2025, cinco eran defensivos. Tenían razón, porque la ofensiva es la parte estelar del conjunto surfloridano con jugadores del calibre de los wide receivers Tyreek Hill y Jaylen Waddle, mientras la defensiva iba a tener una baja importante con el defensive tackle Calais Campbell, quien se marchó a los Cardinals de Arizona.

Para evitar cualquier duda, los Dolphins no solo eligieron en su primer turno al defensive tackle Kenneth Grant, sino a dos más: Jordan Phillips y Zeek Biggers.

De esta manera cubrían el puesto de Campbell y tenían, además, profundidad en esa posición.

Como ya había estallado el conflicto con Jalen Ramsey, escogieron al cornerback Jason Marshall y luego al safety Dante Trader Jr.

Para la ofensiva, seleccionaron al running back Ollie Gordon II y al quarterback Quinn Ewers, que fue una sorpresa, habida cuenta que Tua Tagovailoa es el titular inamovible y que habían contratado a Zach Wilson para ese puesto.

En líneas generales, todos en los Dolphins quedaron satisfechos porque habían usado bien el draft en sus siete turnos.

Dos posiciones clave

Con el canje del cornerback Ramsey y el tight end Jonnu Smith a los Steelers de Pittsburgh, los Dolphins perdieron dos piezas clave en esas posiciones. Recibieron a cambio al safety Minkah Fitzpatrick.

La salida de Ramsey, en cierto sentido, fue un alivio para la franquicia de Miami. Perdieron un notable jugador, no cabe duda, pero se liberaron de un sujeto indisciplinado, conflictivo y que con sus tardanzas afectaba la estabilidad del grupo.

Además, se ahorraron una millonada de dinero. El año pasado le habían extendido el contrato por tres años y 72.3 millones de dólares. Sin Ramsey se ahorran más de 20 millones al año.

El regreso de Fitzpatrick, tras su salida hace seis años porque quería ir a un equipo más competitivo que los Dolphins, refuerza la defensa del juego aéreo.

Luego, los surfloridanos encontraron en el retiro a dos jugadores con posibilidades: el cornerback Cornell Armstrong, quien hace dos años que no juega en la NFL, fue contratado luego de que Artie Burns se rompiera el ligamento cruzado anterior de la rodilla; y el Pro Bowler Darren Waller, quien hace un año que no juega.

Los Dolphins restructuraron el contrato de Fitzpatrick y gracias a ello de pronto se encontraron con más de 13 millones de dólares en espacio salarial. Aquello les permitió explorar algunas opciones, como la adquisición del tight end Noah Fant, uno de los más codiciados agentes libres en el mercado y que también ha visitado a los Bengals de Cincinnati y a los Saints de Nueva Orleans.

La temporada está encima y los Dolphins han podido conseguir jugadores que dejan la sensación de que pueden superar la pobre campaña del 2024, cuando quedaron con una marca 8-9 y se vio a un equipo relajado.