Medellín, la batalla por su identidad entre el éxito en seguridad y las sombras del narcoturismo

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MEDELLÍN, Colombia. - La ciudad de Medellín consolida en la actualidad un referente internacional de seguridad y transformación urbana, gracias a una estrategia integral que articula a múltiples agencias con apoyo de Interpol y a una profunda renovación social.

Sin embargo, este éxito, que redujo drásticamente la violencia heredada de la época de Pablo Escobar, enfrenta la amenaza del narcoturismo y la explotación sexual, fenómenos que distorsionan su historia y socavan la construcción de un futuro seguro en la metrópoli colombiana.

Modelo de seguridad inspirador

La clave de la asombrosa recuperación de Medellín reside en una robusta estrategia de seguridad. El Sistema Integrado de Emergencias y Seguridad (SIES-M) constituye el pilar de este modelo, pues articula a 12 agencias estatales, desde la Policía Metropolitana y la Fiscalía hasta entidades de gestión de riesgos y salud.

Esta coordinación permite una respuesta integral, apoyada por una avanzada plataforma tecnológica que incluye videovigilancia con alrededor de 3.200 cámaras, entre ellas 80 de reconocimiento facial y 548 que permiten identificar matrículas de vehículos.

“No es solo tener cámaras, es tener un cerebro que las articula con todas las agencias en tiempo real. Esa es la clave del SIES-M: la integración total para proteger al ciudadano”, afirmó el general en retiro Pablo Ruiz, subsecretario de Seguridad de Medellín.

Un componente clave en esta estrategia es la instalación de una sede permanente de Interpol, la primera en una ciudad no capital en el mundo. Esta alianza fortalece la lucha contra el crimen transnacional y ya rinde frutos contundentes.

“Hemos enviado un mensaje claro: Medellín no es un refugio para criminales internacionales. Gracias a la alianza con Interpol, hemos logrado en pocos meses más de 30 capturas de alto valor con circular roja, superando la mitad de lo logrado en los últimos cinco años”, detalló el general Ruiz.

Los resultados transformaron la percepción global de la ciudad. La tasa de homicidios, que en los años noventa superó los 370 por cada 100.000 habitantes, hoy se sitúa en aproximadamente 11, una de las más bajas de su historia.

"Pasar de ser la ciudad más violenta del mundo a tener una de las tasas de homicidios más bajas no es un milagro, es el resultado de un trabajo sostenido y de una inversión decidida en tecnología y, sobre todo, en la confianza con la ciudadanía", expresó el general Ruiz a un grupo de periodistas internacionales.

General Pablo Ruiz subsecretario de Seguridad Medellin

El general en retiro Pablo Ruiz, subsecretario de Seguridad de Medellín.

El general en retiro Pablo Ruiz, subsecretario de Seguridad de Medellín.

D. CASTROPÉ

Sombras que acechan

A pesar de los logros, Medellín lucha contra la explotación de su pasado más doloroso. El fenómeno del ‘narcoturismo’ ofrece a extranjeros recorridos por lugares emblemáticos de la vida de Pablo Escobar. Estos tours, que glorifican la figura de un terrorista, distorsionan la historia e invisibilizan el sufrimiento de miles de víctimas.

De forma paralela, el turismo sexual se convirtió en un desafío mayúsculo, impulsado por el fenómeno de los ‘Passport Bros’, hombres extranjeros que promueven a Medellín en redes sociales como un destino para encuentros con mujeres "accesibles".

Esta práctica fomenta un alarmante mercado de explotación que incluye a menores de edad. Según la Personería de Medellín, los casos de Explotación Sexual Comercial de Niños, Niñas y Adolescentes (ESCNNA) pasaron de 69 en 2021 a 1.259 en 2023.

“Así como combatimos al crimen organizado en el pasado, hoy combatimos con la misma determinación a quienes vienen a explotar a nuestras mujeres, niños y adolescentes. No vamos a permitir que una minoría de visitantes manche el nombre de una ciudad que ha luchado tanto por su transformación", sentenció el general Ruiz.

Innovación y urbanismo para sanar heridas

Medellín construye de manera decidida una contranarrativa a su pasado oscuro. Declarada Distrito de Ciencia, Tecnología e Innovación, la ciudad apuesta por una economía del conocimiento impulsada por la Corporación Ruta N.

Esta entidad fomenta el emprendimiento y la formación de talento como una estrategia consciente para redefinir la identidad local, alejada de la ilegalidad.

El urbanismo social se ha convertido en una herramienta clave para transformar la ciudad. Iniciativas como los Parques Biblioteca y los Proyectos Urbanos Integrales (PUIs) han llevado servicios esenciales a comunidades marginadas en el pasado y espacios seguros a quienes más lo necesitaban.

Estos "espacios dignos" intentan reconstruir el tejido social, generar un sentido de pertenencia y actuar como agentes de paz. A esto se suma el poder de la cultura, visible en lugares como la Comuna 13, donde el arte cuenta historias de resiliencia y renacimiento.

Así, la verdadera batalla de Medellín se libra en el terreno de la identidad. La ciudad debe continuar promoviendo su riqueza cultural e innovadora para consolidar un turismo responsable, que valore su presente y no se quede anclado en la fascinación por los episodios más oscuros de su historia.

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