
En el mundo del montañismo, la altura de una cumbre no siempre determina el nivel de peligro que ésta representa. De acuerdo con HowStuffWorks, elementos como las avalanchas, los cambios bruscos de clima, la dificultad técnica de las rutas y la accesibilidad juegan un papel determinante en la peligrosidad de una cumbre.
Las avalanchas pueden sepultar a los escaladores en segundos, mientras que las tormentas repentinas y los vientos huracanados pueden hacer imposible el avance o el rescate. Además, la complejidad de las rutas técnicas exige una preparación y experiencia que no todos los aspirantes poseen.
La altitud extrema añade otro nivel de dificultad, ya que el mal de altura puede afectar incluso a los más experimentados. Sin embargo, la popularidad de ciertas montañas también incrementa el riesgo, ya que la presencia de escaladores inexpertos puede provocar accidentes adicionales.

HowStuffWorks subraya que la combinación de estos factores convierte a algunas montañas en verdaderos desafíos para la supervivencia.
Considerando el conjunto de factores mencionados, HowStuffWorks presenta el ranking de las montañas más peligrosas del mundo junto con los riesgos y particularidades que las distinguen.

Annapurna I, aunque es la décima montaña más alta del planeta, lidera la lista por su elevada tasa de fatalidad. Sus laderas del sur, extremadamente empinadas, el clima impredecible y la alta frecuencia de avalanchas se han cobrado la vida de numerosos escaladores. Los intentos de cumbre exitosos son escasos, lo que ha consolidado su reputación como la montaña más letal del mundo.

El K2, conocido como la “Savage Mountain” o “Montaña Salvaje”, es la segunda cumbre más alta de la Tierra y, para muchos, la más difícil de escalar. Los vientos de fuerza huracanada, la exigencia técnica de sus rutas y la altitud extrema convierten cada intento en una prueba máxima del alpinismo moderno. Incluso los escaladores más experimentados han sido detenidos por el mal tiempo y las avalanchas.

Apodada la “Killer Mountain” o “Montaña Asesina”, Nanga Parbat es la novena montaña más alta y tiene una historia marcada por tragedias. Su cara sur, conocida como la Rupal Face, es la pared montañosa más alta del mundo. Las tormentas invernales y los ascensos verticales hacen que los rescates sean prácticamente imposibles.

El Everest, la montaña más alta del mundo, atrae a cientos de escaladores cada año. Sin embargo, sigue siendo peligrosa debido al mal de altura, la masificación y la presencia de alpinistas poco preparados. Aunque se han registrado numerosos ascensos exitosos, muchos cuerpos permanecen en la montaña, testigos silenciosos de los riesgos que implica desafiarla.

Siula Grande, en los Andes peruanos, se hizo famosa por la historia de supervivencia de Joe Simpson, relatada en Touching the Void. Las tormentas impredecibles, la ubicación remota y las paredes de hielo verticales la convierten en una de las montañas más peligrosas, especialmente para quienes carecen de experiencia.

La tercera montaña más alta del mundo, Kangchenjunga, es conocida por su mal clima y laderas propensas a avalanchas. Su localización remota y la altitud extrema limitan las posibilidades de rescate, aumentando el riesgo para quienes intentan alcanzar su cima.

Dhaulagiri suele quedar a la sombra de sus vecinos más famosos, pero sus pendientes empinadas y el clima impredecible la hacen especialmente peligrosa. Según HowStuffWorks, la montaña presenta una alta tasa de fatalidad entre quienes intentan llegar a la cumbre.

Makalu, la quinta montaña más alta del mundo, desafía incluso a los escaladores más experimentados con sus pendientes pronunciadas y crestas afiladas. Las rutas expuestas y el mal tiempo frecuente complican aún más el ascenso.

Aunque a menudo se la considera una de las montañas de ocho mil metros “más fáciles”, Manaslu ha registrado numerosas muertes por avalanchas y condiciones meteorológicas extremas. Muchos subestiman su peligro, lo que ha contribuido a su historial de accidentes.

También conocida como Hidden Peak, Gasherbrum I presenta una alta tasa de fatalidad. Las rutas técnicas y el riesgo de caída de rocas la sitúan entre las montañas más mortales del mundo.

Cercana al K2, Broad Peak comparte muchos de sus desafíos: altitud elevada, grietas peligrosas y tormentas impredecibles. Alcanzar la cima no garantiza un descenso seguro, lo que incrementa el riesgo global de la expedición.

Shishapangma, la decimocuarta montaña más alta, suele ser subestimada. Sin embargo, sus rutas del sur son propensas a avalanchas y cambios climáticos repentinos que han atrapado a escaladores desprevenidos.

El Eiger es célebre por su cara norte, conocida como “Mordwand” o “muro asesino”. Esta pared ha cobrado numerosas vidas debido a la caída de rocas y el clima alpino, que puede cambiar en cuestión de minutos. Permanece como una de las montañas más peligrosas de los Alpes.

El Mont Blanc, la cumbre más alta de Europa Occidental, atrae a una gran cantidad de escaladores. Sin embargo, la combinación de alpinistas sin experiencia y la presencia de hielo en verano han provocado frecuentes fatalidades. La popularidad y la imprevisibilidad del clima lo convierten en un escenario de riesgo constante.

Baintha Brakk, conocido como “The Ogre”, es famoso por su dificultad técnica y el escaso número de ascensos exitosos. Los escaladores enfrentan condiciones meteorológicas severas y rutas complejas que ponen a prueba incluso a los más experimentados.