
Desde abril de 2025, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS) ha comenzado a implementar una política que examina la actividad antisemita en las redes sociales como un nuevo determinante al evaluar solicitudes para la residencia permanente, también conocida como “Green Card”. Esta normativa responde a los lineamientos de las órdenes ejecutivas emitidas por el expresidente Donald Trump con el objetivo de luchar contra el antisemitismo y reforzar la seguridad nacional.
Según el USCIS, cualquier actividad que promueva o apoye el antisemitismo, ya sea en redes sociales o a través del acoso físico de individuos judíos, será considerada un factor negativo de peso al momento de analizar solicitudes de beneficios migratorios. Este nuevo enfoque afecta a extranjeros que aspiran a obtener la residencia permanente, visas estudiantiles y aquellos vinculados a instituciones educativas que el gobierno evalúe como involucradas en actividades antisemitas.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha reiterado que no permitirá el uso de la Primera Enmienda para justificar actos de violencia antisemita o terrorismo. La subsecretaria de Asuntos Públicos, Tricia McLaughlin, afirmó que Estados Unidos no está obligado a admitir a quienes simpaticen con ideologías terroristas, enfatizando que aquellos que intenten usar la libertad de expresión como una defensa para tales actividades no son bienvenidos en el país.

El DHS se ha basado en la definición de antisemitismo proporcionada por la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto, la cual describe el antisemitismo como “una cierta percepción de los judíos que puede manifestarse como odio hacia ellos”. Con esta medida, el USCIS procederá a una revisión detallada de las plataformas sociales de los solicitantes. La agencia buscará señales de publicaciones que puedan considerarse como promoción o apoyo al antisemitismo, signo de simpatía hacia grupos etiquetados por el gobierno como terroristas, tales como Hamás, la Yihad Islámica Palestina, el Hezbolá y Ansar Allah. La actividad considerada subversiva se evaluará de manera integral, aplicando análisis discrecional que podría culminar en la negación del beneficio migratorio solicitado.
Esta nueva política ha suscitado críticas por parte de expertos en inmigración y defensores de organizaciones de personas indocumentadas. Tyler Coward, abogado principal de la Fundación para los Derechos Individuales y la Expresión, señaló que esta práctica podría interpretarse como un castigo a la expresión de opiniones políticas, influyendo en la libertad de discusión y promoviendo un efecto inhibidor. Además, Stephen Yale-Loehr, abogado de inmigración y exprofesor de la Universidad de Cornell, indicó que la discrecionalidad en la negación de solicitudes puede dificultar las apelaciones, ya que revertir estas decisiones requiere procesos legales extensos y costosos.
No obstante, el gobierno ha mantenido firme su postura de que la implementación de estas medidas ayuda a identificar de manera oportuna a personas que comparten ideologías extremistas o terroristas que podrían poner en peligro a la población estadounidense.

A lo largo de su mandato, el gobierno federal ha revocado más de 300 visas basándose en actividades que juzgan como “pro-terroristas” o antiestadounidenses, relacionadas con protestas en campus universitarios y declaraciones en redes sociales. La implementación de esta política afecta a todo tipo de personas que no se alineen con los estándares de seguridad nacional establecidos por las autoridades del país, lo que podría llevar a la denegación de solicitudes de residencia e incluso la deportación. Además del monitoreo a posibles ideas antisemitas, se espera una extensión de la vigilancia hacia otros grupos de solicitantes.
Se recomienda a los solicitantes de beneficios migratorios examinar exhaustivamente su actividad en redes sociales. Es fundamental que revisen publicaciones, comentarios y vínculos con organizaciones que puedan ser interpretados desfavorablemente por las autoridades migratorias. Se aconseja también obtener asesoría de abogados especializados en inmigración para evaluar cómo su actividad pública podría influenciar su caso.