
Una serie de amenazas falsas de violencia armada ha obligado al cierre temporal y la cancelación de actividades en más de 50 universidades de Estados Unidos desde septiembre de 2025, afectando a instituciones históricamente afroamericanas y forzando el despliegue de recursos policiales en distintos estados. Las autoridades federales consideran estos incidentes parte de una oleada de “swatting” que coincide con el clima de alerta tras episodios recientes de violencia en recintos académicos.
De acuerdo con AP News y reportes confirmados por el Buró Federal de Investigación (FBI), campus en Louisiana, Alabama, Virginia y Georgia se vieron obligados a reaccionar ante llamadas, correos o mensajes que anticipaban situaciones de crisis inexistentes, especialmente el 11 y 12 de septiembre. El FBI investiga la coordinación de estos actos, que, según los organismos de seguridad, desafían tanto a los sistemas de emergencia como a los procedimientos de resguardo estudiantil.
El incremento de llamadas de swatting no es nuevo en Estados Unidos, pero los hechos recientes presentan un volumen y una sincronización que llevaron a las autoridades universitarias y policiales a extremar las medidas. Estos episodios han puesto bajo presión la capacidad de los servicios de emergencia para distinguir entre verdaderas crisis y manipulaciones maliciosas, en un contexto social sensibilizado por ataques previos en centros educativos.
El 11 de septiembre, la Southern University en Baton Rouge, Luisiana, activó el protocolo de confinamiento y resguardo tras recibir un aviso de amenaza armada. Según la información publicada por Louisiana Illuminator y AP News, la orden de cierre abarcó la escuela de derecho, el centro de investigación agrícola y otras instalaciones del campus. Las operaciones se reanudaron directamente después de que la policía estatal confirmara que no existía peligro.
Otras universidades afectadas en la misma jornada incluyeron la Alabama State University, Virginia State University, Hampton University, Spelman College, Clark Atlanta University y Bethune-Cookman University. Axios reportó que las instituciones optaron por confinamientos, suspensión de clases y restricción de accesos tras recibir amenazas similares, siempre descartadas posteriormente por autoridades policiales y federales.
Según un informe adicional de AP News, ninguna de las amenazas resultó verificable en el sitio, pero las decisiones de cierre y resguardo obedecieron a protocolos establecidos ante la recurrencia de llamados falsos.

El swatting consiste en realizar denuncias falsas ante las autoridades sobre situaciones violentas graves, buscando provocar la movilización de fuerzas de seguridad, como equipos SWAT. El FBI indica que este fenómeno, registrado originalmente en la cultura de los videojuegos online, se ha extendido a instituciones educativas y es considerado una carga significativa para los recursos de emergencia nacionales.
De acuerdo con el FBI y AP News, cientos de agencias policiales han reportado miles de incidentes de swatting desde la creación de un centro especial de monitoreo en 2023. Investigaciones abiertas por el Instituto para el Diálogo Estratégico y el Centro de Seguridad en Internet vinculan algunos de los casos recientes a grupos que actúan coordinadamente desde plataformas de mensajería y foros.
El FBI advierte que los infractores suelen buscar el anonimato utilizando tecnologías como VoIP y redes privadas virtuales, lo que dificulta su rastreo. Las amenazas, además, presentan patrones similares: uso de nombres incorrectos para los campus, descripciones idénticas de supuestos atacantes y audios que resultan ser grabaciones o emisiones de fondo.
Tanto en la Southern University como en los demás recintos señalados, la respuesta prioritaria ha consistido en el confinamiento y la suspensión inmediata de actividades, siguiendo las recomendaciones de los cuerpos de seguridad estatales y federales. AP News recogió el testimonio de directivos que destacaron la importancia de evaluar cualquier amenaza con seriedad, ante el contexto nacional de violencia en escuelas y universidades.
El FBI, a través de la campaña #ThinkBeforeYouPost, recordó que la emisión de amenazas falsas puede derivar en cargos federales y penas de prisión. El organismo enfatizó que “cada amenaza es investigada a fondo y el uso indebido de los canales oficiales constituye un delito, con consecuencias legales directas”, tal como ha expresado en comunicados recientes dirigidos a la comunidad académica.
De acuerdo con Axios, la coordinación entre las universidades afectadas y las fuerzas policiales ha llevado a revisar y reforzar los canales internos de comunicación, así como los mecanismos para filtrar alertas y evitar picos de saturación en los sistemas de emergencia.
Reportes de AP News dan cuenta de que numerosos estudiantes y trabajadores permanecieron resguardados dentro de aulas y oficinas por varias horas hasta la verificación plena del entorno. Los cierres temporales forzaron la cancelación de clases y actividades y generaron demoras en procesos administrativos.
Según directivos consultados por AP News, estos eventos remiten a un patrón que podría tener efectos a futuro en la percepción de seguridad dentro de los campus. El FBI ha advertido que la saturación del sistema de respuesta por llamadas de swatting puede ralentizar la atención de emergencias reales y restar eficacia a los protocolos de alerta ante hechos comprobados.
Las fuerzas policiales y los operadores del 911 han incrementado los controles técnicos y la capacitación a fin de identificar mensajes sospechosos. AP News detalla que las señales de alerta incluyen llamadas a números no emergentes, errores en la identificación del campus y uso de audios pregrabados. El FBI ha implementado filtros automatizados que redirigen a los remitentes sospechosos y ha confirmado que mantiene bajo vigilancia las tendencias de llamados fraudulentos.
El organismo también solicita a la población universitaria y al público que evite compartir o viralizar amenazas no confirmadas, recomendando que toda información relevante sea canalizada por vías oficiales.
El repunte de amenazas falsas en universidades de Estados Unidos mantiene activados los protocolos de seguridad, y obliga a una evaluación permanente de los procedimientos de respuesta y coordinación entre entidades educativas y organismos federales. El seguimiento de los casos sigue en curso por parte del FBI y las autoridades estatales.